Por FREDDY SERRANO DÍAZ
Estratega Político
Capaces de hacer cualquier cosa por su adiccion al poder, así se vuelven algunos seres humanos cuando se involucran con la política, ese sórdido escenario donde la dosis de dopamina ayudada o no por otros elementos, genera motivación, cambios en el estado de ánimo, atención y recompensa.
Los patrones de comportamiento de los políticos y con esto referimos a todos los que se involucran así ayer no hayan aspirado, les llevan a realizar acciones con tal de tener validación, incluso en algunos casos a consumir sustancias de manera repetida y compulsiva, todo se vale sin importar las consecuencias negativas que una conducta inadecuada puede tener en sus vidas.
Las adicciones que son físicas o psicológicas, son tan comunes como inviables, afectan a cualquier persona, y lo peor, acaban con la familia, los amigos y hasta con la vida misma, más allá de la debacle política que es inevitable cuando se es adicto.
Es común que en el quehacer del liderazgo haya adicciones con sustancias, de comportamiento errático o emocionales, en fin, dependencias que llevan a nuestros dirigentes a perder el control, disminuir su tolerancia y hasta negar la realidad.
El tratamiento de las adicciones desafia al ser humano, puede ayudar a desarrollar estrategias efectivas para la recuperación, lo cierto es que políticos más felices tendremos, cuando su desgaste se desligue de la puja ideológica o la fascinación por el adulador.
Años en este oficio me llevan a ratificar que hasta hoy no he conocido el primer “ex político”, ganen o pierdan no dejan de sentirse atraídos por la dosis que otorga aventurarse a ser elegidos y gobernar, ojalá cada vez más lejos del ego y la vanidad.
Es como si el poder abriera otras dimensiones: pocos padecen adicciones y solo algunos de los diagnosticados se han recuperado, han aprendido a soltar y dejan un legado para que otros lo líderes.
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