Yersinia pestis redujo su letalidad para matar más

Yersinia pestis

Una bacteria de apenas una milésima de milímetro cambió el rumbo de la historia de la humanidad en tres ocasiones. Hoy, un nuevo estudio revela que esta misma bacteria, Yersinia pestis, modificó su letalidad con un propósito sorprendente: sobrevivir más tiempo para seguir matando.

De plaga devastadora a amenaza persistente

La peste ha golpeado a la humanidad con una violencia difícil de imaginar. En el año 541, durante el Imperio Romano, surgió la llamada plaga de Justiniano, que se cobró la vida de hasta 50 millones de personas. Luego, en 1346, la peste negra arrasó con un tercio de la población europea. Y en 1855, una tercera oleada inició en China, dejando más de 12 millones de muertos.

Aunque se pensaba que la bacteria causante se limitaba a episodios históricos, lo cierto es que la peste aún persiste en regiones endémicas como Uganda, Mongolia, Estados Unidos y la República Democrática del Congo.

El hallazgo de Guillem Mas Fiol

Un equipo internacional liderado por Guillem Mas Fiol, microbiólogo español del Instituto Pasteur de París, analizó ADN de cadáveres víctimas de las tres pandemias de peste. ¿El descubrimiento? A lo largo del tiempo, Yersinia pestis redujo la cantidad de copias del gen pla, clave para su capacidad letal.

El gen pla produce una proteína que permite a la bacteria llegar a los ganglios linfáticos y expandirse por el cuerpo. Menos copias del gen, menos letalidad. Pero esta reducción no fue una debilidad, sino una adaptación evolutiva clave: al matar más lentamente, la bacteria tenía más tiempo para propagarse.

Experimentación y conclusiones impactantes de la Yersinia pestis

Los experimentos en ratones mostraron que las cepas con menos copias del gen pla provocaban la muerte en menos individuos y de forma más tardía. Este retardo favorecía la transmisión, especialmente en momentos en los que las ratas —su reservorio natural— escaseaban tras los brotes masivos.

“El patógeno evolucionó para persistir más tiempo. Fue una adaptación desesperada que le permitió continuar su ciclo mortal”, explicó Mas Fiol.

¿Qué significa esto para la salud pública?

Aunque hoy existen antibióticos eficaces como ciprofloxacino y doxiciclina, la peste puede ser letal si no se trata rápidamente. Según los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU., la tasa de mortalidad actual es del 11%, frente al 60% previo al descubrimiento de los fármacos.

Además, el estudio resalta un fenómeno crucial para entender pandemias modernas: la cantidad de copias de un gen puede ser más determinante que su sola presencia. Así lo subraya el microbiólogo Bruno González Zorn, asesor de la OMS, quien advierte sobre el peligro de las bacterias multirresistentes, producto de la acumulación de genes de resistencia.


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