El Plan México, unidad nacional y “Hecho en México”

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Por: Salomón Rosas Ramírez

La Presidenta de la República, Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, presentó el Plan México a la nación mexicana como la estrategia para sortear la compleja coyuntura que atraviesa nuestro país ante los desafíos del exterior que impuso el arribo del señor Donald Trump (DT) al poder de la máxima potencia mundial que sigue siendo el gobierno de los Estados Unidos de América. Las amenazas y las condiciones que impuso el nuevo presidente DT, no solo a México sino a todo el mundo, han sido brutales y de efectos múltiples tanto por las implicaciones del cambio de reglas económicas y políticas a nivel global como por la manera de reaccionar de los diferentes gobernantes. En este sentido hay que destacar que no es lo mismo tener a Donald Trump lejos con una gran distancia geográfica de por medio y con vínculos comerciales moderados a tenerlo al lado con el nivel de interdependencia económica y con las relaciones todas que tenemos como mexicanos con la sociedad norteamericana y de nuestro gobierno con su gobierno. Es por ello que es obligado destacar y valorar la responsabilidad y el actuar con “cabeza fría” de nuestra mandataria nacional y, más aún, es preciso reconocer que atendiendo a la magnitud de las amenazas del exterior Claudia Sheinbaum Pardo ha tenido la inteligencia, el talento y la habilidad para ganar estatura política personal ante el ensoberbecido Donald Trump y ha logrado -en un periodo muy corto de siete meses- ganar la confianza plena de la sociedad y de la gran mayoría de los sectores organizados del país, lo que le permite convocar a la Unidad Nacional desde una posición con gran autoridad moral y que eso es lo que hace toda la diferencia.

Si bien no hay duda que la fortaleza de cualquier organización, equipo de trabajo, comunidad o de una nación entera reside esencialmente en la unión que se logre construir, consolidar y usar para alcanzar los objetivos que se persiguen, también no hay duda que en el discurso político o de los políticos hemos escuchado históricamente las arengas a “la unidad nacional” de manera recurrente y que -de tanto repetirlo y muchas veces de hacer un uso excesivo del concepto-, tiende a convertirse en un discurso vano y en demagogia pura que no genera ningún efecto positivo o útil para nadie. Por ello, la convocatoria a la “unidad nacional” debe tratarse con mucho cuidado y saber ante qué tipo de circunstancias se apela a ella y explicar al pueblo y a los sectores organizados cuáles son las razones y los argumentos que soportan el llamado a la “unidad nacional”; y no solo eso, lo deseable es que se exponga el cómo darle sustento al llamado de “unidad nacional” para que se produzca la esencia de la misma que no es otra cosa sino la cohesión social articulada por los canales institucionales para que en realidad se constituya en una fuerza que resista embates de peligros y amenazas latentes y/o para que se constituya en la fuerza motora de acciones y cambios necesarios para darle sentido a una ruta común llamada destino de México. Eso fue lo que la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo entendió perfectamente desde que ganó la elección constitucional y lo que implementó a partir de su llegada a Palacio Nacional practicando y privilegiando los mensajes de inclusión y unidad y apartándose del discurso polarizante en lo político y divisorio en lo social, circunstancia que le ha ganado el respeto de todos y le ha dado el sustento pleno y la autoridad moral para convocar como Jefa de Estado a la realización del Plan México, cuya esencia y soporte insoslayable es la Unidad Nacional.

Siempre hay que tener muy presente la historia de nuestra nación porque de ella podemos aprender para orientar y hacer las cosas de una mejor manera. En una publicación reciente (18 de noviembre de 2024) el General de División D.E.M. Eduardo Emilio Zárate Landero, Director General de la Revista Militar Armas, que “la Unidad Nacional es un desafío permanente. Es el cimiento sobre el cual se construye una nación prospera y estable” y nos recuerda que “la unidad nacional en México se forjó en la Guerra de Independencia (1810-1821). Los mexicanos lucharon por liberarse del dominio español lucha que creó un sentido de identidad y propósito común entre los diferentes grupos étnicos y regionales. Después de la Independencia, México enfrentó conflictos internos y externos que amenazaron su unidad y debilitaron la cohesión nacional. La Guerra de Texas (1835-1836), la Guerra México-Estados Unidos (1846-1848) y la Guerra de Reforma (1858-1861); es decir que la división nos hizo débiles y frágiles. Asimismo, nos recuerda que la Revolución Mexicana sentó las bases para la construcción del Estado logrando un periodo de estabilidad y que el gobierno del Presidente Lázaro Cárdenas del Río, con la expropiación petrolera (1938), generó un sentido de orgullo y pertenencia entre los mexicanos para tomar decisiones de Estado que le dieron un nuevo rumbo a la nación con sustento popular y político.

La Unidad Nacional no es un tema que tenga que ver solo con el gobierno o los políticos. La Unidad Nacional es un asunto que nos atañe a los ciudadanos y que nos involucra a todos los sectores de la sociedad. La Unidad Nacional demanda de la participación activa -no pasiva ni expectante- de todos y desde donde estemos porque no se trata de un concepto abstracto sino al contrario de una realidad que hay que construir permanentemente con acciones y decisiones que tengan un horizonte validado sobre el curso y el rumbo de las mismas. Ese es el objetivo y el sustento del Plan México que impulsa la Presidenta de la República; esas son las convocatorias que hemos estado observando en las últimas semanas y las que seguramente veremos de aquí en adelante.

Siendo la nación mexicana tan heterogénea y diversa; con tantos grupos étnicos y religiosos; culturales y socioeconómicamente tan dispares; con realidades regionales totalmente diferentes entre el sur, el centro y el norte de México, la Unidad Nacional solo se puede construir sobre la base del orgullo nacional y sentido de pertenencia y es justo ahí donde el Programa “Hecho en México” impulsado por la Presidenta Claudia Sheinbaum cobra sentido y se constituye en uno de los pilares sustantivos del Plan México y que sí, por supuesto, tiene que ver con los temas productivos pero los trasciende y va más profundo a la consistencia del ser mexicano y de la fortaleza intrínseca de nuestras raíces y de nuestro pueblo. Sin exageraciones, es importante señalar que el destino de México y de los mexicanos de hoy y de las próximas generaciones se está decidiendo en estos meses por venir y que dependerá de lo que Claudia Sheinbaum Pardo y su equipo de primer nivel negocien con Donald Trump y los integrantes de aquel gobierno. Es por ello que la convocatoria a la Unidad Nacional que hace la Presidenta en su carácter de Jefa de Estado y el llamado que a su vez hace de manera recurrente el Secretario de Economía, Marcelo Ebrard Casaubon, de apoyar y sumarse a la “Carta de Navegación” que es el Plan México nos invita a todos a actuar con responsabilidad y sin mezquindades políticas. No es un asunto de colores partidarios es un asunto de viabilidad de la nación.