Hay quienes embelesados por estar cercanos al ejercicio del poder, se atreven a contemplar por desconocimiento que la actividad política es fácil o sencilla, cuan equivocados están, no identifican la hostilidad propia del ejercicio democrático.
Hacer política representa desafíos: hay que tomar decisiones que afectan a muchos, estar bajo constante escrutinio público, atender conflictos y oposición, desafiar imprevistas circunstancias que surgen constantemente, en fin, afrontar variables que desvían el rumbo y dejan la mayoría de situaciones al azar, a expensas de la improvisación.
Un líder que se dedica a la política, termina siendo responsable de la mayoría de lo que ocurre, si dá, puede sentir que lo hizo de más y sí recibe, asumirá que es poco, paradógico: la condición distractil en lo público, aleja de realidades y construye impensados resultados.
La ética y la integridad, siempre resultan cuestionadas, la corrupción y el abuso de poder hacen parte de los señalamientos, hay equipos que no hacen caso y auspician desconfianza; esta claro, ser político es difícil y complejo, genera insatisfechos que cuestionan con vehemencia cada acción.
Una de las prioridades supone buscar el bien común que a veces confronta la popularidad, es una larga ruta de sacrificios entre los que se cuenta obviar compromisos familiares, perder privacidad, sonreír incluso cuando hay migraña, atender llamadas en horas destinadas al sueño o soportar la molestia del que siente que quedó “en visto”.
Servirle a lo público y no “servirse de lo público”, más que gozar de la risa fingida de aduladores, es perder el privilegio del anonimato para dejar huellas a veces efímeras y olvidadas, tan o más fugaces que un periodo constitucional.
Cuan valioso resulta que nuestros líderes sean verdaderos estadistas, que se hagan acompañar de personas mejores que ellos, que apelen a la academia y que tengan la suficiencia emocional para afrontar lo complejo con soluciones prácticas y simples.
Es momento de despedir al enredado e ineficiente obstáculo del que en cada problema no ve oportunidades.