León XIV afronta una Iglesia dividida y con tensiones internas.
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¿Qué desafíos enfrenta el nuevo pontífice?
El papa León XIV asumió el liderazgo de la Iglesia católica con el compromiso de gobernar sin imponer ni dividir. Sin embargo, su pontificado comienza en un momento de tensión interna, marcado por profundas diferencias litúrgicas, culturales y doctrinales. En sus primeros días, ha mostrado interés por recuperar la verticalidad litúrgica tradicional, lo que contrasta con la línea más participativa impulsada por su predecesor, Francisco.
El nuevo pontífice busca proyectar una autoridad moral global en un mundo que vive múltiples crisis políticas, sociales y religiosas. León XIV propone una Iglesia unificadora, promotora de la paz y el diálogo. Aun así, enfrenta una comunidad eclesial que desconfía de liderazgos centralizados y se resiste a un regreso al modelo clásico del papado.
¿Qué cambios ha impulsado León XIV?
León XIV optó por volver a los apartamentos pontificios, abandonados desde 2013, lo que representa una revalorización del simbolismo del Vaticano. En sus apariciones públicas, ha utilizado ornamentos tradicionales, el latín en los ritos y celebraciones litúrgicas solemnes. Estos gestos han generado inquietud entre sectores que temen un giro conservador en la conducción de la Iglesia.
Además, el Papa planea fortalecer el Dicasterio para la Doctrina de la Fe y convertir a Roma en el centro doctrinal de la institución. Esto sugiere una mayor vigilancia teológica y un enfoque más vertical en la conducción pastoral. A pesar de estos cambios, León XIV mantiene su compromiso con una Iglesia misionera, abierta al mundo, como lo fue con Juan Pablo II.
¿Cuál será su posición frente a temas sensibles?
Las declaraciones pasadas del cardenal Robert Prevost, ahora figura influyente en la curia, reflejan una línea firme ante temas como la ideología de género, la ordenación de mujeres y los modelos familiares no tradicionales. Estas posturas anticipan un pontificado menos permeable a cambios en estos campos.
Por otro lado, voces como la del arzobispo Georg Gänswein consideran que León XIV puede representar una síntesis entre Francisco y Benedicto XVI. El nuevo Papa busca equilibrar la cercanía pastoral con la claridad doctrinal. No obstante, el desafío será gobernar sin imponer una visión única en una Iglesia marcada por su pluralidad.
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