EN HIDALGO TOMADA DE PELO

Por: TOMÁS ROJAS MADRID

Una vez más, el gobierno de Hidalgo, que ahora está a cargo de Morena, con Julio Menchaca, le dio atole con el dedo a la población.

Por varios sexenios se ha sabido de actos de corrupción en el estado por parte de gobernadores priístas, que disimulaban sus robos con obras “que beneficiaron” a la población, sin embargo, desde 2016 a la fecha, sus “magníficas obras”, lejos de beneficiar han ocasionado un gasto estratosférico del erario público, con costos inflados, donde los únicos que han disfrutados sus frutos son los mismos políticos que cortan el listón, con bombo y platillo.

El mayor monumento a la corrupción se encuentra en la capital, el famosísimo Puente Atirantado, que más bien representa el grandísimo ego de Omar Fayad; que no solucionó nada, al contrario, entorpeció el tránsito en la “Super Vía” Colosio, teniendo de adorno dos de sus tres carriles. Y ni qué decir de las vialidades debajo del puente o de las que transitan por el Blvd. Felipe Ángeles, igualmente debajo de otros puentes.

Ahora bien, el caso del gobernador Julio Menchaca, que tanto se jactaba de la cuarta transformación en el estado, resultó igual, sino es que peor que su antecesor, con el claro ejemplo de su recién inaugurado “Parque Cultural Hidalguense”.

El asunto aquí es que solo a él se le ocurrió inaugurar una obra, encima de otra que era completamente funcional.

El parque David Ben Gurión fue inaugurado el 13 de marzo de 2005, por el entonces gobernador Manuel Ángel Núñez Soto; posteriormente, los gobiernos siguientes le añadieron el Auditorio Gota de Plata, la Biblioteca Central del Estado Ricardo Garibay, el Tuzo Forum y el Salón de la Fama del Futbol. Fue con Omar Fayad y la pandemia de Covid 19 que el parque fue un poco olvidado, secándose las áreas verdes, evitando el mantenimiento del pisal y del mismo Auditorio.

Ahora, bajo la bandera Morenista, se decidió renovar este espacio en un parque cultural, con un costo por demás exagerado de 374 millones de pesos, cuando lo único que se necesitaba eran áreas verdes y mantenimiento de las mismas, así como de los azulejos que estaban rotos en el pisal.

¿Era prioritaria la renovación? No. El señor gobernador al parecer vive en otra realidad, donde un charco grande, es para él un lago, un ajedrez gigante alimenta gente en pobreza, un teatro al aire libre le otorga apoyos a madres solteras, un concierto gratuito seguramente le da medicinas a los niños con cáncer y otros enfermos, en Menchacalandia era muy necesaria la renovación, pero se sabe que los únicos beneficiados fueron sus bolsillos.

Qué clase de tomada de pelo fue su magnífica obra, cuando hay hospitales sin insumos necesarios, hay escuelas en la Sierra y Huasteca sin servicio de drenaje, donde los niños tienen que hacer uso de letrinas, cuando las calles de la capital se caen a pedazos, entre mugre, baches, fugas de agua y basura, cuando las carreteras se le desmoronan, cuando el único atractivo turístico del centro de Pachuca está pintarrajeado y en total abandono, cuando se necesita alumbrado público en Ciudad Gótica… perdón, perdón, en Pachuca.

Y bueno, para acabarla no sé qué es peor, si el costo de inversión o el costo de mantenimiento, que de igual manera alcanza los 10 millones de pesos al año. Se las pongo fácil, le salió más caro el caldo que las albóndigas… Eso pensando que se le vaya a dar el mantenimiento y que no acabe como todo en Hidalgo, solo, sucio y abandonado por las autoridades.

 

En fin, la obra estandarte de Julio Menchaca es igual o peor que el puente “Atarantado” de Omar Fayad, solo que ya no sabría decir quién de los dos es más cínico. Pero lo preocupante es que la población está indignada, pero no por lo que costó la obra, sino porque les quedaron a deber su rueda de la fortuna… Hágame el refregado favor.