¿El fin de las ideologías?

Acaba de darse a conocer que MORENA ha firmado un acuerdo de cooperación con el Partido Comunista Cubano en la Habana. Miguel Díaz Canel, -presidente de Cuba y del partido en el poder-, y MORENA, partido representado por Carolina Rangel Gracida, -secretaria general del partido fundado por López Obrador-, fueron los firmantes del documento.

Ahora al enterarnos de la visita de la señora Beatriz Gutiérrez Müller al consulado de España para tramitar su nacionalidad ibérica, nos surge la inquietud… ¿no sería más congruente solicitar la cubana, venezolana o nicaragüense?

Después de proclamar junto con su esposo su visión socialista y pretender importarla a México, ¿Por qué no buscar la nacionalidad de un país donde se vive según los valores de esa visión ideológica que tanto promueve?

Como ciudadana mexicana ella tiene todo el derecho de seleccionar la nacionalidad que le venga en gana. Sin embargo, dado el protagonismo público que ha ejercido, -y desde el más alto nivel político-, tiene un compromiso de congruencia con los mexicanos.

“Es fácil ser comunista en un país libre y difícil ser libre en un país comunista” dice Agustín Etchebarne, argentino que dirige la Fundación Libertad y Progreso.

El tema de la ideología inquieta a muchos sectores de la clase media mexicana que todavía creen que la ideología socialista mueve a la 4T.

Sin embargo, los hechos nos muestran que la ideología, -en tiempos actuales y en nuestro país-, es una simple etiqueta política con el mismo valor que manifestarse como seguidor del América, Chivas, o los Pumas de la UNAM y portar su camiseta.

Al mexicano ni le interesan las ideologías, ni las identifica… sólo unos cuantos metidos en la actividad política creen en ellas.

Las ideologías actualmente son etiquetas que se pueden cambiar simplemente con mudar de partido político, como ha sucedido con la mayoría de los protagonistas de nuestra política, que no sólo cambian de militancia partidista al menor conflicto, -sino de ideología-, y terminan defendiendo las ideas que antes combatían con vehemencia.

En resumen… el mexicano es pragmático y no lo mueven las ideologías, sino las acciones y las promesas muy concretas que le generan un beneficio tangible.

Por ello el mexicano es laxo en el tema de valores morales, pues lo mismo va al templo y participa en actividades religiosas, que actúa sin ética cuando le conviene a sus intereses económicos.

Por tanto, en el contexto actual la competencia política no es ideológica. Las ambiciones personales y de grupo florecen lo mismo en la derecha que en la izquierda. Aunque en la derecha se convierten en una motivación para el trabajo y el desarrollo, en la izquierda las ambiciones se canalizan hacia la simulación del beneficio social, para ocultar el latrocinio que significa pretender quitar al que tiene un patrimonio legítimo, para repartirlo entre otros.

La esencia de la ideología socialista es la “lucha de clases”, caracterizada por la confrontación de intereses entre el capitalista y el proletariado, o sea el empresario y el trabajador.

En los tiempos de la auténtica “lucha de clases” el trabajador sentía orgullo por pertenecer a su sector social y veía el estilo de vida de sus patrones como un abuso de opulencia y no aspiraba a vivir como ellos.

En todo el mundo desde hace mucho tiempo la legislación de cada país definió cómo proteger los derechos del trabajador, hasta darle las condiciones laborales que le permitan llevar una vida digna y cómoda, incluyendo, -además del salario-, prestaciones, con lo cual jurídicamente se pretende evitar la explotación del trabajador. De este modo se canceló la lucha de clases. Los trabajadores desde entonces se esfuerzan por darle a sus hijos oportunidades para que un día vivan como sus patrones.

Hoy, sin la lucha de clases hablar de ideología no tiene sentido. La lucha de clases actualmente no se entiende como tal entre los ciudadanos … a no ser que se explique como la lucha que se libra entre los buenos contra los malos.

Sembrar cizaña, o fomentar la discordia con argumentos históricos o de inequidad social, está muy lejos de representar la lucha de clases, pues ésta se refiere al ámbito laboral, donde el punto de discordia es la plusvalía del trabajo.

Sin embargo, bajo el influjo de la competencia política que trae aparejada la democracia vemos que se ha estimulado un nuevo fenómeno político denominado “populismo”, que se manifiesta en la pretensión de manipular el voto ciudadano para apoderarse del poder. Ésto se logra manipulando las necesidades individuales del electorado, prometiendo sin sustento, lo que difícilmente se podrá cumplir. Después teniendo el poder se puede cambiar hasta la Constitución.

Lo más grave es que los populismos, -sustentados en las simples ambiciones humanas-, pueden surgir de la izquierda, pero también de la derecha y todo ello impacta las libertades ciudadanas.

El populismo tiene como motor la narrativa y la demagogia, para manipular las emociones humanas y las necesidades y expectativas colectivas.

Por ello no es casual el reciente interés de la 4T en las telecomunicaciones y por ello, trata de reformar la ley que las regula.

El tema hoy no son las ideologías, sino el populismo y su impacto en las libertades.

El populismo pretende la acumulación de poder para quien gobierna y ello implica limitar las libertades ciudadanas.

El populismo representa el lado oscuro de la democracia, pues en los últimos tiempos hasta las dictaduras llegan con el aval del voto ciudadano, ejercido al amparo de votaciones totalmente democráticas. Así sucedió en Venezuela con la llegada de Hugo Chávez, por ejemplo.

Cuando un líder autoritario llega al gobierno después de ganar una elección, lo primero que pretende es quitarse todas las ataduras y fiscalizaciones que limiten su ejercicio del poder.

Debemos romper paradigmas ideológicos, que hoy no son mas que etiquetas mercadológicas. El verdadero riesgo surge del populismo, del color que sea.

El mundo se mueve por ambiciones humanas y no por ideologías. De este modo vemos que los socialistas incrustados en el actual gobierno de la 4T no renuncian a los privilegios del poder y tienen salarios altos como los de los neoliberales, traen camionetas costosas, viajan en vuelos de primera clase, van a restaurantes caros, viven en colonias y fraccionamientos donde viven las familias ricas, sus hijos van a las más costosas escuelas privadas de México, -e incluso del extranjero-, se visten con ropa de marca cara. ¿Y la austeridad republicana del ideal socialista decretado por López Obrador?

Sólo las instituciones representan un freno al populismo y el último bastión que hemos perdido es el Poder Judicial, -que aunque era imperfecto y seguramente con mucha corrupción-, a partir de ahora estará doblegado ante quien gobierna y manipulado demagógicamente con elecciones populistas.

Tiempos difíciles vienen para México.

HABEMUS PAPAM

El nombramiento de León XIV como Papa, genera grandes expectativas.

Norteamericano de nacimiento, hijo de madre española y con una larga trayectoria eclesiástica en Perú nos da la esperanza de que centre sus preocupaciones en esta región de Hispanoamérica.

Seguramente el tema de migración y crimen organizado estará entre sus preocupaciones, con la ventaja de poder negociar de tú a tú con Estados Unidos, su país natal, que con el actual presidente Trump a la cabeza ha tomado un rol protagónico en el mundo.

Comprender a profundidad la idiosincrasia hispanoamericana y norteamericana será fundamental para resolver graves problemas.