El despliegue de la red más veloz del mundo contrasta con el lento avance del megaproyecto urbano
China lanza el 10G en Xiong’an, una ciudad construida desde cero para convertirse en el núcleo de innovación tecnológica del país. Mientras gran parte del mundo apenas avanza en la implementación de la red 5G, el gigante asiático da un salto hacia el futuro con una infraestructura que permite velocidades de descarga de hasta 10 Gbps, subidas de 1 Gbps y una latencia de apenas 3 milisegundos.
Este hito tecnológico se materializa en Xiong’an, una ciudad ubicada a unos 112 kilómetros de Pekín. Desde su planeación en 2017, el Gobierno chino ha invertido más de 100 mil millones de dólares en su desarrollo. La idea es convertirla en una ciudad inteligente que descongestione a la capital y atraiga a empresas de alta tecnología, todo ello en un entorno conectado al máximo nivel.
Huawei y China Unicom, claves en la implementación
El despliegue de la red 10G en Xiong’an es fruto de la colaboración entre el gigante tecnológico Huawei y China Unicom, la segunda operadora más grande del país. Juntas, han construido una red capaz de soportar las demandas más exigentes de conectividad, desde vehículos autónomos hasta aplicaciones de realidad virtual y sistemas avanzados de inteligencia artificial.
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Con esta infraestructura, los ciudadanos y empresas en Xiong’an pueden realizar tareas digitales con una fluidez nunca antes vista: desde descargar películas en resolución 8K en segundos hasta operar en entornos de telemedicina o automatización industrial sin retrasos. Para las autoridades chinas, esta tecnología no solo es un avance técnico, sino una pieza esencial del diseño urbano.
El futuro no convence del todo a los chinos
A pesar del despliegue de tecnología avanzada, Xiong’an no ha logrado atraer a la población esperada. Muchos ciudadanos se muestran reacios a mudarse, principalmente por la falta de vida cultural, opciones de entretenimiento y la limitada participación del sector privado. Esto ha frenado el dinamismo económico que se buscaba, generando dudas sobre la viabilidad del proyecto como modelo urbano replicable.
La intención del gobierno de Xi Jinping es que Xiong’an se convierta en un polo de atracción para talento y empresas, pero el escaso arraigo social y el ritmo lento de asentamiento han dificultado ese objetivo. Mientras tanto, la ciudad se mantiene como una promesa de futuro: un laboratorio urbano altamente conectado pero aún sin la vitalidad que caracteriza a otras metrópolis chinas como Shanghái o Shenzhen.
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