Por: Shanat
Saltarse comidas suena como la forma más rápida de “bajar la panza”, pero… ¿es realmente efectivo?
Vamos por partes, saltarse una comida significa simplemente dejar de comer en uno de los momentos habituales del día, como el desayuno, comida o cena, Pero ojo, no es lo mismo hacerlo porque sí, habrá que hacerlo con plan.
No se trata de dejar de comer a lo loco. Lo importante aquí es el objetivo. ¿Quieres perder grasa? ¿Mejorar tu digestión? ¿Estás haciendo ayuno intermitente? Cada meta requiere un enfoque distinto. Saltarse comidas puede formar parte de una estrategia, como el ayuno de 12,14 o 16 horas, pero siempre que haya una intención detrás y un profesional.
Además, hay que tener en cuenta el tipo de comida que te estás “saltando”. No es lo mismo evitar una cena cargada de ultra procesados que brincarte un desayuno nutritivo. El cuerpo necesita ciertos nutrientes y energía para funcionar bien, y si solo dejamos de comer sin medir ni planear, podemos terminar con bajones de azúcar, ansiedad, mal humor y hasta comiendo de más después.
Entonces, ¿sirve para bajar de peso? Depende. Si al final del día tu cuerpo recibe menos energía (calorías) de la que gasta, podrías perder peso. Pero si te saltas comidas y luego compensas con antojos o picas descontroladamente, el efecto puede ser el contrario.
Dependiendo del organismo de cada persona, saltarse comidas de manera regular puede significar un déficit calórico importante. Consumir menos nutrientes y calorías de lo que tu cuerpo necesita, implicaría que, como dije, tu cuerpo puede generar reserva de grasa, elevar niveles de insulina y descontrolar niveles en sangre en consecuencia a que el cuerpo necesita sobrellevar esos periodos de inanición.
Cuando estos periodos son prolongados, el cuerpo entra en un estado de supervivencia que puede tener consecuencias graves para la salud:
- El organismo consume sus reservas
- Pérdida de masa muscular
- Déficit de nutrientes
- Metabolismo más lento
- Afecta la mente y el animo
- Desequilibrio hormonal
- Riesgo para órganos vitales
El cuerpo es resistente, pero no invencible. La inanición prolongada no implica que vayas a perder grasa, es una amenaza para el cuerpo. Si se va a restringir la alimentación, debe hacerse con guía, conciencia y objetivos claros. Siempre de la mano de un profesional.
La clave está en hacerlo de forma medible, intencional y guiada. No es magia ni castigo. Es estrategia.