¿Decir “por favor” y “gracias” a la IA tiene un costo?

¿Decir “por favor” y “gracias” a la IA tiene un costo?

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¿Por qué ser educado con ChatGPT cuesta millones?

Sam Altman, director de OpenAI, reveló recientemente que los mensajes educados enviados a ChatGPT, como los “por favor” y “gracias”, han generado un gasto de decenas de millones de dólares en electricidad. Cada palabra adicional en las solicitudes que se envían a la inteligencia artificial implica un procesamiento mayor, lo que a su vez demanda más energía. Según expertos, este incremento en el consumo representa una carga significativa para los servidores, lo que eleva tanto los costos económicos como el impacto ambiental.

Por lo tanto, aunque resulte un gesto sencillo, la cortesía hacia la IA tiene un precio real que debe considerarse en un mundo que busca reducir su huella energética.

¿Vale la pena fomentar la amabilidad con las máquinas?

Más allá del aspecto financiero, varios investigadores argumentan que ser cortés con la inteligencia artificial podría beneficiar las interacciones humanas. Estudios indican que quienes tratan amablemente a los chatbots también tienden a ser más respetuosos en su trato hacia otras personas. La doctora Jaime Banks, de la Universidad de Syracuse, sostiene que estas conductas crean “normas de comportamiento” que fortalecen los hábitos positivos.

Por otro lado, especialistas como la doctora Sherry Turkle del MIT, advierten que aunque la IA no tiene conciencia, los vínculos emocionales que los humanos forman con objetos interactivos, como los antiguos Tamagotchis, demuestran la importancia de fomentar la cortesía, especialmente entre los niños. Así, tratar a los sistemas de IA como si fueran “lo suficientemente vivos” podría reflejar un respeto más amplio por nuestro entorno social.

¿Por qué no humanizar a la inteligencia artificial?

Aunque ser educado con ChatGPT parece inofensivo, algunos investigadores advierten sobre los riesgos de fortalecer vínculos emocionales con máquinas. Madeleine George, dramaturga finalista del Pulitzer, señala que la cortesía hacia la IA podría hacernos más susceptibles a depender de ella. Establecer relaciones de reciprocidad con dispositivos inteligentes podría aumentar la vulnerabilidad de las personas frente a los avances tecnológicos.

A medida que la inteligencia artificial evoluciona, el debate sobre cómo interactuar con ella seguirá creciendo. Por ahora, los gestos amables hacia los chatbots representan tanto un costo económico como un dilema cultural que la sociedad apenas empieza a entender.


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