Este Viernes Santo, miles de fieles en todo México se congregan para conmemorar la Pasión y Muerte de Jesucristo, en una jornada marcada por la fe, la tradición y, desde hace algunos años, la resiliencia ante los cambios provocados por la pandemia de COVID-19.
A cinco años del inicio de la emergencia sanitaria global, las celebraciones religiosas han recuperado su fuerza, aunque con nuevas dinámicas que llegaron para quedarse. Desde procesiones multitudinarias hasta transmisiones virtuales, la manera en que los mexicanos viven su espiritualidad ha evolucionado.
Regreso de las multitudes a Iztapalapa
Uno de los eventos más emblemáticos del país es el Viacrucis de Iztapalapa, en la Ciudad de México, que este 2025 celebra su edición número 182. Este año se espera una afluencia de más de dos millones de personas, un reflejo de la recuperación de la vida pública tras años de restricciones.
Durante la pandemia, este evento se realizó a puerta cerrada o con acceso limitado, transmitido por televisión y redes sociales. Sin embargo, la edición de este año representa el regreso pleno a las calles, con participación masiva, aunque manteniendo medidas sanitarias voluntarias como el uso de cubrebocas en espacios cerrados.
Iglesias llenas, pero más conectadas que nunca
Las parroquias y templos de todo el país han reportado una alta asistencia a las ceremonias de Semana Santa, especialmente al tradicional Viacrucis viviente, la adoración de la cruz y el Sermón de las Siete Palabras. Sin embargo, muchas comunidades religiosas han mantenido y mejorado sus plataformas digitales, permitiendo a fieles que no pueden asistir en persona conectarse desde casa.
“Aprendimos que la tecnología puede acercar la fe”, comenta el Padre José Luis, de una parroquia en Guadalajara. “Aunque ya no hay restricciones, seguimos transmitiendo las misas por redes sociales para quienes están enfermos, de viaje o en el extranjero.”
Más turismo religioso, pero con conciencia social
Otro fenómeno postpandemia es el aumento del turismo religioso, con miles de visitantes que viajan a lugares emblemáticos como Taxco, San Luis Potosí o Oaxaca durante Semana Santa. Sin embargo, también ha crecido la conciencia sobre el impacto ambiental y económico de estas peregrinaciones, promoviendo el respeto por las comunidades anfitrionas.
La fe se transforma, pero no desaparece
Aunque los años de aislamiento modificaron hábitos, la espiritualidad sigue siendo un eje central para millones de mexicanos. Algunos se alejan de las prácticas tradicionales, pero buscan nuevas formas de conectar con lo sagrado a través de la meditación, el voluntariado o los retiros espirituales.
Este Viernes Santo 2025, México demuestra que la fe no solo resiste las crisis, sino que se adapta, evoluciona y, en muchos casos, se fortalece.