El factor interno

Por: Liébano Sáenz

En memoria de Olegario Vázquez Raña, hombre de congruencias.

La incertidumbre es el signo de nuestros tiempos. Sorprende que esta vez provenga del país más poderoso del mundo. El intento por modificar profundamente la relación de Estados Unidos con el resto del mundo ha precipitado una atmósfera semejante a la de la pandemia.

Aunque la recuperación de los mercados sugiere una posible vuelta a la normalidad que imperaba, nada volverá a ser igual. La pérdida de confianza en EU tomará tiempo en repararse. Su debilitado liderazgo es una lamentable pérdida para el mundo democrático, resultado de la decisión de romper con el orden global construido tras la Segunda Guerra Mundial.

La incertidumbre económica se convierte en el entorno ideal para la especulación financiera. Los más hábiles y con mayores recursos son quienes tienen más posibilidades de prevalecer mediante la cercanía al poder político. Las empresas buscan trato preferencial. El presidente Trump ha abierto esa posibilidad. Una gran oportunidad para la industria automotriz y sus asociadas, incluso para Tesla; en el ámbito de las telecomunicaciones, para Apple e Intel. Sin embargo, estas compañías continúan enfrentando pérdidas a pesar de la suspensión temporal en la aplicación de aranceles, ya que dependen de proveedores chinos. En el esquema actual, solo pueden salvarse mediante la discrecionalidad del gobierno para eximirlas del gravamen.

Todavía no se dimensiona en su real magnitud, pero México está pagando un precio alto. Si se revisa la recaudación por los aranceles, China ha contribuido con 4 mil 800 millones de dólares, seguida por México con 2 mil millones. Aunque buena parte de ese costo recae en los consumidores estadunidenses, las exportaciones mexicanas también son castigadas, lo que implica una pérdida de competitividad.

Es comprensible que, ante este panorama, las autoridades mexicanas intenten generar confianza, pero la realidad se impone con el tipo de cambio del dólar en la frontera de los 21 pesos y no de los 17 registrados el día de las elecciones, así como con el escenario de recesión. La incertidumbre proviene del exterior; habría que construir certezas dentro del país. Dividir a los mexicanos, debilitar a las instituciones y al estado de derecho no ayuda.