Las Peores y Mejores Cárceles de México

Cárceles

A lo largo del tiempo, las cárceles del país han sido objeto de diversas evaluaciones que evidencian tanto condiciones precarias como esfuerzos por mejorar la reinserción social de los reclusos. Sin embargo, el panorama es dispar, con prisiones que son, en muchos casos, una “universidad de la delincuencia”, mientras que otras muestran un panorama relativamente mejor.

La Peor Cárcel de México: El Centro Penitenciario Distrital de Libres

La cárcel más criticada de México es el Centro Penitenciario Distrital de Libres, ubicado en Puebla. Este establecimiento, con una capacidad para solo 34 hombres, alberga al doble de la cantidad de internos, lo que agrava las condiciones de hacinamiento. A esto se le suman deficiencias significativas en servicios de salud y alimentación, así como la falta de higiene y capacitación del personal de seguridad y custodia. La ausencia de programas de reinserción social y la escasa supervisión contribuyen a la crítica situación de esta prisión.

La falta de recursos y la sobrepoblación en las cárceles estatales son problemas estructurales que afectan directamente a los internos, que viven en condiciones de insalubridad y sin la posibilidad de acceder a servicios básicos adecuados. Esta situación es aún más alarmante en los penales municipales, donde el personal tiene una preparación mínima y los recursos son limitados.

La Mejor Evaluada: La Prisión Militar de La Mojonera

En contraste, la Prisión Militar adscrita a la V Región Militar, en Zapopan, Jalisco, es considerada una de las mejores cárceles del país, con una calificación de 9.30 en los últimos informes de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Esta cárcel castrense alberga a un número reducido de reclusos, lo que permite una gestión más controlada y una atención adecuada a las necesidades de los internos. Con una capacidad para 125 hombres y 16 mujeres, la prisión tiene una ocupación mucho menor que su capacidad, lo que favorece un ambiente menos hacinado.

Además, la prisión se distingue por contar con programas de prevención de violaciones a los derechos humanos, atención médica, instalaciones limpias, y la ausencia de autogobierno o actividades ilícitas. Las actividades de reinserción social, así como la atención a grupos vulnerables, son una parte fundamental de su estructura, lo que resalta la diferencia frente a otras cárceles.

La Realidad de las Cárceles Estatales en México

La situación en las cárceles estatales es alarmante. Según el diagnóstico de la CNDH, el 54% de las cárceles en México presentan graves deficiencias, particularmente en el ámbito de la reinserción social. A nivel nacional, 88 de las 162 prisiones evaluadas fueron calificadas como inadecuadas para garantizar la reintegración de los internos a la sociedad. Este fallo pone de manifiesto el incumplimiento del Artículo 18 de la Constitución Mexicana, que establece que las prisiones deben ser centros de readaptación social, promoviendo la educación, la capacitación laboral, y el deporte como herramientas para evitar la reincidencia delictiva.

Lamentablemente, las prisiones estatales carecen de recursos suficientes para implementar programas eficaces. Muchos centros penitenciarios en entidades como Chiapas, Ciudad de México, y Michoacán enfrentan problemas de autogobierno, y existen reportes sobre la presencia de actividades ilícitas dentro de los reclusorios, como sobornos y extorsiones.

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