El futuro de México sin el nearshoring: ¿una oportunidad perdida?

Por: Julio de Jesús Ramos García

El nearshoring ha sido una de las principales apuestas económicas de México en los últimos años. La cercanía con Estados Unidos, la guerra comercial entre China y el país vecino del norte, y el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) han convertido al país en un destino clave para la relocalización de fábricas y centros de producción. Sin embargo, existen dudas sobre la sostenibilidad de esta tendencia. ¿Qué pasaría si el nearshoring no continúa o pierde impulso?

Al respecto si el nearshoring se desacelera o se traslada a otros países como Vietnam o India, México perdería una oportunidad histórica de fortalecer su industria manufacturera y tecnológica. Hoy, grandes empresas han apostado por instalarse en el país, desde el sector automotriz hasta la electrónica y los semiconductores. Pero para que esta inversión sea sostenible, se necesitan incentivos adecuados, infraestructura moderna y seguridad jurídica.

Uno de los principales riesgos es la incertidumbre política. Si las reglas del juego cambian constantemente o si los inversionistas perciben inestabilidad, es probable que busquen otros destinos más confiables. A esto se suma la inseguridad en ciertas regiones, que puede desincentivar la llegada de nuevas empresas.

Sin el nearshoring, México perdería una de sus principales fuentes de crecimiento en el corto y mediano plazo. Miles de empleos que hoy dependen de esta tendencia podrían desaparecer o trasladarse a otros países. Además, la falta de inversión extranjera reduciría el dinamismo de sectores estratégicos, lo que afectaría la competitividad del país.

México necesita prepararse para un escenario donde el nearshoring no sea el único motor de crecimiento. Apostar por la innovación, la educación técnica y el desarrollo de infraestructura es clave para mantener su atractivo.

Queridos  Lectores, el nearshoring es una gran oportunidad, pero no es eterna. Si México no fortalece su posición con políticas claras, seguridad y desarrollo industrial, otros países podrían ocupar su lugar. La clave está en entender que la competitividad no depende solo de la geografía, sino de la capacidad de adaptarse a los cambios globales.

El futuro de México está en juego. La pregunta es: ¿sabremos aprovechar la oportunidad o la dejaremos pasar?