La reciente imposición de aranceles del 25% a los automóviles y autopartes mexicanas por parte del gobierno de Estados Unidos representa un duro golpe para la economía de México. Según expertos, cerca del 70% de los vehículos fabricados en territorio mexicano se verán afectados, generando un impacto negativo en la industria automotriz y en la economía nacional.
Aranceles del 25%: Un obstáculo para las exportaciones mexicanas
De acuerdo con Gabriela Siller Pagaza, directora de Análisis Económico del Grupo Financiero BASE, el gravamen del 25% entrará en vigor el 3 de marzo de 2025 y se aplicará a todos los automóviles y autopartes fabricados fuera de EE. UU. Este nuevo impuesto incluirá una amplia gama de vehículos, tales como:
- Sedanes, SUVs y crossovers
- Minivans y vans de carga
- Camiones ligeros
- Autopartes, motores, transmisiones y componentes eléctricos
El impacto se extiende más allá de los vehículos terminados, pues también se gravará a partes clave del tren motriz y otros componentes esenciales para la manufactura automotriz.
T-MEC y sus limitaciones ante los nuevos aranceles
El 82.57% de las exportaciones automotrices mexicanas cumplen con las reglas del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), lo que en teoría les permitiría quedar exentas del nuevo arancel. Sin embargo, el tratado exige que el 75% de los componentes del vehículo provengan de la región de Norteamérica. Esto reduce la exención efectiva al 61.93% de las exportaciones mexicanas.
Aún más preocupante es la reciente orden ejecutiva del gobierno de Donald Trump, que establece que solo estarán exentas las autopartes fabricadas en EE. UU. Dado que el 40% del contenido de los automóviles mexicanos proviene de Estados Unidos, la exención real se reduciría drásticamente al 33.03% de las exportaciones, dejando al 66.97% de los vehículos sujetos a la tarifa del 25%.
Impacto económico en México: Recesión y pérdida de empleo
El Grupo Financiero BASE estima que, de mantenerse los aranceles durante 2025, la economía mexicana podría perder 1.8 puntos porcentuales de crecimiento del PIB, lo que resultaría en una contracción del 1.3% en el Producto Interno Bruto.
Esto podría desencadenar un periodo de recesión, con efectos devastadores como:
- Disminución en la inversión y cierre de plantas automotrices
- Aumento del desempleo en el sector manufacturero
- Encarecimiento de los vehículos importados en EE. UU.
- Reducción del poder adquisitivo de los trabajadores mexicanos
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