La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) de México ha dado un paso decisivo en la lucha contra el reclutamiento criminal al cerrar al menos 39 cuentas en redes sociales ligadas a actividades delictivas. Esta acción, realizada en colaboración con el área de investigación y patrullaje cibernético de la SSPC, tiene como objetivo frenar el reclutamiento de personas, especialmente jóvenes, para integrarse a la delincuencia organizada.
El impacto de las redes sociales en el reclutamiento del crimen organizado
Según informó Omar García Harfuch, titular de la SSPC, estas cuentas estaban relacionadas con el reclutamiento digital de personas para actividades ilícitas. El seguimiento y análisis de perfiles en plataformas como Facebook, Twitter, Instagram y otras redes sociales, ha permitido detectar una red de captación que opera principalmente entre niños y adolescentes de entre 6 y 17 años.
Durante su intervención en la mañanera de la presidenta Claudia Sheinbaum, García Harfuch precisó que el operativo no se detendría con estas 39 cuentas y que se están tomando medidas para solicitar el cierre de muchas más páginas asociadas al crimen organizado. Esta intervención es parte de un esfuerzo más amplio por desmantelar las estrategias digitales que los grupos criminales utilizan para atraer a jóvenes y convertirlos en miembros de cárteles como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Los cárteles y su estrategia de captación
El informe de la Secretaría de Gobernación (Segob) revela detalles alarmantes sobre las tácticas utilizadas por los cárteles para reclutar menores de edad. Los criminales emplean diversas herramientas, desde invitaciones en redes sociales hasta la creación de chats en videojuegos y, en algunos casos, amenazas a las familias de los jóvenes para forzarlos a unirse. Las promesas de empleos falsos, como guardias de seguridad con sueldos de entre 4 mil y 12 mil pesos semanales, son solo una de las estrategias para enganchar a las víctimas.
Una vez reclutados, los jóvenes son entrenados en tácticas militares, manejo de armas y otras actividades ilícitas que incluyen sicariato y desapariciones forzadas. Este fenómeno ha revelado una grave vulnerabilidad en el tejido social y ha puesto en alerta a las autoridades mexicanas.
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