Esta semana vimos como en la aplicación “Google maps” cambió el nombre del Golfo de México a “Golfo de América”. La aplicación realizó el cambio para usuarios que usan este servicio en los Estados Unidos, mientras que para los que se encuentran físicamente en México sigue nombrado como Golfo de México.
Esto se deriva de las declaraciones del presidente Trump en los primeros días que tomó la presidencia, mencionando que por el control y actividades que ellos tienen en la zona , debería llamarse Golfo de América. Las declaraciones y el hecho de esta semana han causado indignación tanto en los usuarios como en los líderes del gobierno mexicano, nuestra Presidenta, Claudia Sheinbaun, mencionó en una de sus conferencias matutinas de la semana que está pensando en presentar una demanda civil contra la empresa Google.
No es la primera vez que hay disputas por nombres de territorios o territorios en sí entre los dos países, el río que se encuentra en nuestra frontera, por ejemplo, es llamado Río Bravo por el lado mexicano y Río Grande por los estadounidenses.
Las disputas territoriales han sido común denominador entre los dos países, no podemos olvidar que, desde los inicios de la relación bilateral, estamos tratando con una de las potencias más imperialistas. El ser territorial y querer “expandir el imperio” fue lo que dotó de liderazgo a Estados Unidos en el pasado, hoy, cuando su capitanía en el mundo está siendo tan cuestionada, estos hechos responden a querer recuperarlo y querer volver a estar en esa posición privilegiada de líder.
Al encontrarlos siglos de distancia de su territorialidad más agresiva, hoy la apuesta es hacerla por medios digitales, con la ventaja de que es un territorio mucho más parejo que el militar, que involucra a miles de usuarios y que está a la vista de todos. Lo desafortunado de esta decisión queda visible a los ojos de todo el mundo y, lejos de contribuir a recuperar la posición de liderazgo, genera más cuestionamientos sobre si en lo que los líderes estadounidenses están usando sus recursos y tiempo, es realmente importante. No lo es.
Del otro lado del mundo, por ejemplo, la situación en Ucrania no está siendo fácil, una guerra de desgaste que ha dejado al pueblo ucraniano muy dañado y empobrecido, se complica por asuntos políticos. Otro elemento que empezó y catapultó el liderazgo occidental en el pasado fue enfrentar al gran “oso ruso”. Hoy Estados Unidos tiene una gran oportunidad de volver a enfrentar y vencer a su gran enemigo y la está desperdiciando.
La está desperdiciando al mencionar que es ilusorio que Ucrania recupere sus tierras perdidas y que su membresía a la OTAN, su exclusivo club de defensa militar, no es realista y mucho menos que habrá soldados estadounidenses en Ucrania.
Estos dos asuntos reflejan mucho de la personalidad del histórico primer presidente con cargos criminales en Estados Unidos, Donald Trump, mucha palabrería, atención a los temas que levantan polémica y son populares, pero perdiendo de vista oportunidades estratégicas para recuperar el liderazgo mundial. No es ninguna sorpresa que la estrategia esté equivocada, después de todo se trata solo de un empresario y no de alguien que sepa de política internacional o gobernanza.
No solo se trata de volver a una posición, pues será muy interesante ver cómo China, por ejemplo, se adelanta en esta carrera al estarse centrando desde ya en el despegue económico para expandir su influencia en otros territorios como el latinoamericano, cosa que da pavor a Trump, pero que, al menos por ahora, ha preferido enfocarse en nombre del Golfo de México.