Se cierra la puerta al paraíso

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Por: Rosi Orozco

En 2020, una noticia histórica surgió del Reporte Global de Tráfico de Personas, un análisis anual que evalúa la explotación humana en 129 países. Por primera vez, el mundo presenció una disminución del 13% en el número de víctimas. Para quienes luchamos contra este delito infame, fue como si se abriera una puerta al paraíso: un edén donde ningún ser humano está a la venta.

Sin embargo, la realidad nos dio un portazo en la cara. Al año siguiente, en 2021, esperábamos que la tendencia descendente continuara gracias a los esfuerzos incansables de defensores de derechos humanos y sobrevivientes. Con algo de suerte, podríamos celebrar otra caída del 13%—¿tal vez del 15%?pero ocurrió lo contrario: el número de víctimas detectadas aumentó un 10%.

La razón quedó dolorosamente clara: aquella baja histórica fue una consecuencia artificial del confinamiento por la pandemia de COVID-19. A menos que el mundo enfrentara una crisis sanitaria global cada dos años, nunca volveríamos a ver cifras tan alentadoras en la lucha contra la explotación sexual y laboral.

El último reporte global, publicado hace unas semanas, confirma que la puerta al paraíso se vuelve cada vez más pesada: para 2022, el número de víctimas aumentó un 22%. El África Subsahariana ocupa el primer lugar en detección de víctimas, seguida de Norteamérica. Por primera vez, los más pobres y los más ricos del mundo comparten las mismas heridasprueba de que este crimen atrapa tanto a los desposeídos como a los privilegiados.

Y no solo aumenta el número de víctimas, sino que cada vez son más jóvenes. Entre 2019 y 2022, la cifra de víctimas menores de edad creció un 31%. Y como suele suceder en este delito, las niñas y mujeres son quienes sufren las peores consecuencias.

La metástasis del tráfico y la trata de personas

¿Cómo explicar esta expansión?

Primero, la mayoría de los gobiernos no tenía un plan de contingencia para atender a las personas desplazadas por el COVID-19. Cuando la pandemia terminó, miles ya habían perdido sus empleos o sus hogares. Ante la crisis económica y la falta de albergues especializados, la desesperación los orilló a la explotación. Muchos fueron desplazados forzosamente no una, sino dos o tres vecesya sea por el cambio climático, la violencia en sus comunidades o ambos factores.

Segundo, un análisis de 942 sentencias en el mundo reveló una realidad alarmante: el 74% de los traficantes pertenecen al crimen organizado. No son delincuentes aislados, sino cárteles, pandillas y mafias que operan con estructuras similares a empresas o gobiernos locales, lo que los hace casi imposibles de desmantelar. Apenas el 26% de los traficantes actúan de forma independiente, como padres abusivos o parejas explotadoras. Este fenómeno también está aumentando cada año.

Las cifras no mienten: justo cuando creíamos que nuestros esfuerzos estaban dando frutos, la realidad nos recuerda que debemos redoblarlos. Este año, más que nunca, necesitamos todos los brazos y corazones posibles para volver a abrir la puerta de ese paraíso soñado. Si no lo hacemos, es posible que se cierre para siemprey que nunca más encontremos la llave que libere a las víctimas que cuentan con nosotros.

Unidos contra la trata infantil

Ante este panorama desolador, en 2024 se celebró en Washington, D.C., la 3ª Cumbre Internacional contra la Trata de Personas. El evento se llevó a cabo en dos de los recintos más importantes de la política y la diplomacia internacional: el Capitolio de los Estados Unidos y el edificio principal de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Esta cumbre reunió a legisladores clave y líderes internacionales comprometidos con la erradicación de este crimen.

Entre los participantes destacó Tom Homan, exdirector de ICE y una de las principales autoridades en seguridad fronteriza, cuya presencia resaltó la urgencia de fortalecer la cooperación internacional. Celebramos que un hombre con un compromiso tan firme en la lucha contra la trata de personas y la seguridad en la frontera haya sido nombrado como el nuevo zar de la frontera. Su liderazgo y determinación son clave para cerrar el paso a las redes criminales que han traficado y desaparecido a cientos de miles de niños en nuestras fronteras.

La participación de Homan en la cumbre fue posible gracias a Sara Carter, la reconocida periodista de investigación, quien también moderó el panel de expertos en seguridad fronteriza. Su profundo conocimiento sobre las redes de tráfico y sus reportajes en primera línea sobre la crisis en la frontera entre México y Estados Unidos aportaron un análisis crucial al debate.

Uno de los temas más urgentes abordados en la cumbre fue el alarmante número de niños desaparecidos a manos de traficantes en la frontera entre México y Estados Unidos. Durante años, las redes criminales han explotado las vulnerabilidades de esta zona, lucrando con la desaparición de decenas de miles de menores que se esfuman sin dejar rastro.

Las recientes acciones de Estados Unidos en materia de seguridad fronteriza ofrecen un rayo de esperanza. Las medidas dirigidas a cerrar rutas de tráfico y desmantelar operaciones criminales en la frontera son un paso en la dirección correcta. Para México y Estados Unidos, la máxima prioridad debe ser clara: con los niños, no hay negociación.

La lucha contra la trata de personas está lejos de terminar, pero encuentros como esta cumbre nos recuerdan que el cambio es posible cuando las naciones, los legisladores y la sociedad civil se unen con un propósito común. No podemos permitir que los traficantes sigan cerrándonos la puerta en la cara. El momento de actuar es ahora.