Desde hace años, en varias colonias del Estado de México han proliferado barberías con un estilo muy particular, con fachadas llamativas y un ambiente urbano que las hacía atractivas para los jóvenes.
Pero detrás de esas tijeras y máquinas de afeitar, se escondía un negocio más perturbante, pues de acuerdo con las investigaciones de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, eran usadas como el centro de operaciones del crimen organizado.
La Operación Atarraya puso al descubierto estas barberías que no eran solo negocios, sino puntos estratégicos para la delincuencia que funcionaban como puestos de vigilancia para espiar a las autoridades y coordinar delitos como extorsiones, secuestros y homicidios.
En zonas donde la presencia policial es constante, los grupos criminales necesitan informantes en puntos estratégicos. ¿Y qué mejor fachada que una barbería? Un local donde hay gente entrando y saliendo todo el día, donde se puede observar sin levantar sospechas y donde los motociclistas, pieza clave del narcomenudeo y la delincuencia, pueden moverse con facilidad.
Desde ahí, se enviaban alertas sobre patrullajes, cateos y operativos, permitiendo a los delincuentes anticiparse y huir antes de ser atrapados.
404 barberías investigadas, 312 estarían involucradas en actividades criminales, donde se han registrado extorsiones, secuestros y hasta homicidios como el caso de las Barberías Hooligans que sirvieron de fachada durante varios meses para el grupo delictivo denominado Nuevo Imperio.
El Gobierno del Estado de México, encabezado por Delfina Gómez Álvarez ha dado un golpe importante a esta estructura criminal. Hoy celebramos el desmantelamiento de esta red de espionaje del narco.