Squid desentraña la maldad en ‘Cowards’, su disco más sombrío y desafiante

El quinteto británico Squid regresa con ‘Cowards’, su tercer álbum de estudio, un trabajo donde la banda explora el concepto de la maldad desde una perspectiva compleja y atmosférica. Este lanzamiento, que sigue a Bright Green Field (2021) y O Monolith (2023), demuestra un cambio en la dirección sonora del grupo, apostando por composiciones extensas, arreglos instrumentales intensos y una carga emocional que sumerge al oyente en un mundo oscuro y enigmático.

Una exploración densa y experimental

Squid, conformado por Ollie Judge (voz, batería), Louis Borlase (guitarra, voz), Anton Pearson (guitarra, voz), Laurie Nankivell (bajo) y Arthur Leadbetter (teclados), ha sido reconocido por su habilidad para fusionar post-punk, krautrock y elementos jazzísticos en una propuesta experimental. En Cowards, llevan esta identidad sonora a un terreno más oscuro y desafiante, con canciones que rozan lo inquietante y lo surrealista.

La banda introduce metales de manera prominente, un recurso que ya había explorado en su disco anterior, pero que aquí cobra un protagonismo absoluto. Las piezas se construyen sobre una atmósfera opresiva, marcada por sintetizadores etéreos y ritmos hipnóticos que refuerzan la sensación de ansiedad e incertidumbre.

El sonido de la incomodidad: estructuras impredecibles y letras perturbadoras

El primer sencillo, Crispy Skin, ofrece una introducción clara a la dirección del álbum. Con una progresión de sintetizador hipnótica y un videoclip dirigido por Takashi Ito, la banda presenta un sonido en constante evolución, donde el minimalismo inicial se transforma en una avalancha de instrumentación frenética.

Cowards también destaca por sus narrativas inquietantes. El álbum introduce personajes complejos, como asesinos y caníbales, que permiten a la banda reflexionar sobre los diferentes grados de la maldad y las motivaciones humanas detrás de actos extremos. La composición en dos partes de Fireworks es un ejemplo claro de esta exploración: la primera se construye con una calma escalofriante, mientras que la segunda estalla en un clímax caótico, dejando una sensación de desasosiego.

Temas de alienación y oscuridad humana

  • Squid no teme abordar temas poco convencionales, y esto se refleja en piezas como Building 650, donde el protagonista se resigna a la amistad con una figura malévola, repitiendo con insistencia “Frank es mi amigo”.
  • Otra pieza destacada es Blood On The Boulders, una canción que explora la fascinación por los líderes de cultos y la manipulación de masas, una problemática vigente en el mundo moderno.
  • En Showtime! y Fieldworks II, Squid examina la perspectiva de individuos alienados y resentidos con la sociedad, creando una sensación de desesperanza y claustrofobia.

Instrumentación impredecible y estructuras poco convencionales

Aunque Cowards reduce la velocidad en comparación con los discos anteriores de la banda, su complejidad radica en los cambios repentinos y la intensidad con la que cada canción se transforma.

Instrumentalmente, Squid juega con estructuras inesperadas: canciones que comienzan de manera serena pueden explotar en caos en cuestión de segundos, y los metales aparecen de forma abrupta para agregar dramatismo a la composición. Well Met (Fingers Through The Fence) incorpora un clavicordio que refuerza la sensación de desasosiego, mientras que Fireworks II se apoya en una instrumentación caótica que desafía al oyente.

Un lanzamiento que desafía expectativas

Para celebrar el lanzamiento de Cowards, Squid ha puesto a disposición ediciones físicas con arte firmado por la banda. Actualmente, se encuentran de gira en el Reino Unido y pronto llevarán su show a Europa, culminando en el Primavera Sound en junio.

Con este álbum, Squid reafirma su posición como una de las bandas más innovadoras de la escena actual, apostando por una narrativa y una sonoridad que desafía al público en cada escucha. Cowards no es un disco de fácil acceso, pero su exploración de la maldad y su experimentación musical lo convierten en una experiencia intrigante y fascinante.