En un acuerdo alcanzado entre los presidentes de México y Estados Unidos, Claudia Sheinbaum y Donald Trump, respectivamente, ambos países han intensificado el control sobre su frontera común, movilizando miles de efectivos militares para reforzar la seguridad y frenar el tráfico de drogas y la migración irregular.
A tan solo 24 horas de la orden, tanto México como Estados Unidos ya han desplegado miles de soldados a lo largo de los estados fronterizos. En el lado mexicano, se sumaron 10,000 efectivos de la Guardia Nacional y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Estados Unidos, por su parte, ha movilizado aproximadamente 4,600 militares a zonas de California, Arizona y Texas, con la presencia de unidades de la Marina de los EE.UU. y aviones de vigilancia, como el Boeing RC-135V Rivet Joint, que sobrevoló el Pacífico cerca de Cabo San Lucas, Baja California Sur.
Además, la fuerza militar estadounidense, bajo la supervisión del secretario de Defensa Pete Hegseth, ha reemplazado en algunos casos a los agentes de la Patrulla Fronteriza, quienes se habían enfocado en tareas humanitarias y asistencia a migrantes. Hegseth destacó la importancia de “tener un control operativo absoluto de la frontera” en su visita a El Paso, Texas.
En México, los primeros 120 elementos de la Guardia Nacional llegaron desde Mérida, Yucatán, a Ciudad Juárez, Chihuahua, en el marco de un despliegue de más de 1,500 soldados en la región fronteriza entre Chihuahua y Texas. Otros contingentes llegaron a Tijuana y Hermosillo, Sonora, para fortalecer la vigilancia y combatir el tráfico de fentanilo, un narcótico de alta peligrosidad.
La presidenta Claudia Sheinbaum detalló que los soldados enviados provienen de regiones con menos problemas de seguridad, para no afectar las operaciones contra el crimen organizado en otras partes del país. Aunque se prevé la llegada de más efectivos en los próximos días, algunos traslados programados, como el de Tamaulipas, fueron cancelados sin explicaciones claras.
Este acuerdo, que incluye un compromiso de reforzar la seguridad en más de 3,000 kilómetros de frontera, se produce a cambio de una pausa en la aplicación de aranceles por parte de Trump, lo que ha elevado la importancia de esta cooperación bilateral en cuestiones de seguridad fronteriza. La operación conjunta tiene como objetivo no solo frenar la migración irregular, sino también combatir el narcotráfico y la violencia en la zona fronteriza.
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