El ciudadano de hoy prefiere no hacer llamadas y dejar trasabilidad a través de mensajes, es más ágil, menos protocolario y promueve un estilo de vida distinto que a muchos nos ha costado entender; mutamos al uso de sistemas de comunicación no establecidos: enamoramos, peleamos, renunciamos o negociamos por Whatsapp.
La vida de hoy supone que debamos escribir textos sencillos y evitemos escuchar mensajes largos; las llamadas nos resultan distracción, seleccionamos contenidos y con un simple saludo, sabemos lo que nos quieren ofrecer o pedir.
Si bien en la mayoría de países, WhatsApp no es considerado un canal oficial de comunicación para entidades del estado, casi todas las acciones de quienes tienen que ver con política se asocian a ésta, la plataforma más usada en todo el mundo. Datos oficiales indican que somos más de dos mil millones de usuarios activos y que el promedio en línea por persona es de una hora diaria; todo indica que más que una red, es un estrado donde las acciones comienzan a suceder o a fracasar.
Está claro, Whatsapp no ofrece el mismo nivel de seguridad que otros canales, no deja registro oficial, no es accesible para todos y es poco formal pues no requiere protocolo, pero su inmediatez, su costo-beneficio y su utilidad; están aportando efectividad al mundo contemporáneo.
La inversión de tiempo y dinero ha reducido y esto contrasta con la tesis según la cual: todo debe ser más seguro, transparente y formal, ahora, no nos digamos mentiras, el correo electrónico institucional o las páginas web oficiales, tienden a desaparecer, es evidente que sistemas complejos, betustos y poco utilitarios, quedarán relegados.
Cada vez menos, WhatsApp será utilizado como complemento de otros canales, si bien están primero la seguridad y la privacidad de la comunicacion, el mundo demanda celeridad, simpleza, facilidad y entendimiento del comportamiento humano.
La mensajería instantánea nos ocupa de enviar textos, imágenes, videos y audios, todo debe ser breve y preciso; lo extenso, aburrido, formal y denso no tiene cabida: “el ser humano de hoy, se cansa y se molesta con facilidad”.
Cuando quiero acceder a documentos narrativos, entrevistas, historias o análisis, acudo al streaming, las emisoras y los podcast, si quiero hablar y hablar, lo hago frente al espejo, casi nadie quiere escuchar.
Por FREDDY SERRANO DÍAZ