En las primeras décadas del siglo XX, el Club Necaxa no solo destacó por su desempeño en el futbol mexicano, sino también por haber construido uno de los estadios más emblemáticos de la época: el Parque Necaxa. Este recinto, ubicado en la Ciudad de México, marcó un antes y un después en la infraestructura deportiva del país, al contar con un césped de calidad mundial y una arquitectura funcional que lo posicionaron como referente internacional.
Los orígenes del Club Necaxa
El Club Necaxa fue fundado el 21 de agosto de 1923 por William H. Fraser, un ingeniero escocés que dirigía la compañía “Luz y Fuerza”. Fraser impulsó la creación del equipo con el objetivo de fomentar el deporte entre los trabajadores de la empresa. En su primera participación en la Liga, el club se posicionó rápidamente como uno de los favoritos, logrando su primer título, la Copa Eliminatoria, en 1925.
Con los éxitos acumulados y la consolidación del equipo como uno de los más destacados del país, surgió la necesidad de construir un estadio propio.
Un estadio de calidad mundial
El Parque Necaxa fue inaugurado el 14 de septiembre de 1930, con un encuentro entre el Club Necaxa y la Selección Mexicana, que culminó con un emocionante marcador de 5-4 a favor de los “electricistas”. Este estadio, ubicado en lo que hoy es el centro comercial Parque Delta, contaba con capacidad para 15 mil personas sentadas y hasta 23 mil de pie, con una visibilidad inigualable gracias a su diseño.
El césped, de origen inglés, fue instalado por técnicos especializados y complementado con un avanzado sistema de drenaje traído de Estados Unidos, lo que evitaba encharcamientos y garantizaba una cancha en óptimas condiciones. Incluso el técnico del FC Barcelona, Patrick O’Connell, elogió las características del campo durante una visita en 1937, calificándolo como uno de los mejores que había visto en su carrera.
Infraestructura innovadora
El Parque Necaxa no solo destacó por su cancha; el estadio también contaba con una Casa Club de dos pisos, equipada con vestidores, consultorios médicos, habitaciones para jugadores visitantes y áreas recreativas como un restaurante y una sala de cinematógrafo. Además, su ubicación céntrica permitió el desarrollo de rutas de tranvías y autobuses dedicadas para facilitar el acceso de los aficionados.
Eventos históricos en el Parque Necaxa
El estadio albergó importantes encuentros, como el primer partido de eliminatoria mundialista celebrado en México, en el que la Selección Mexicana enfrentó a Cuba en 1933, rumbo al Mundial de Italia 1934.
El declive del Parque Necaxa
A pesar de su relevancia, el Parque Necaxa tuvo una vida corta. La profesionalización del futbol mexicano, iniciada en los años 40, trajo consigo cambios administrativos y financieros que complicaron la gestión del club. Tras la muerte de William H. Fraser en 1943, su familia decidió vender los terrenos del estadio, aprovechando el auge urbanístico de la Ciudad de México.
El Necaxa, que había sido una figura prominente en la liga, desapareció temporalmente al término de la temporada 1942-1943. Sin embargo, el equipo regresó al máximo circuito en 1950, marcando el inicio de una nueva etapa en su historia.
Un legado olvidado
Aunque el Parque Necaxa dejó de existir hace más de 70 años, su impacto en el futbol mexicano perdura. Este estadio representó un hito en la infraestructura deportiva nacional, y su memoria sigue viva entre los aficionados al balompié que recuerdan con nostalgia aquella época dorada.