Los retos que la refinería Dos Bocas le heredó a la administración de Sheinbaum
En 2019, Rocío Nahle, entonces secretaria de Energía de México, anunció con firmeza en una concurrida conferencia de prensa en el puerto de Dos Bocas un plan audaz para acelerar la construcción de la refinería de petróleo más grande del país. Este proyecto, emblema del gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador, prometía estar en funcionamiento en tan solo tres años y con un presupuesto de 8 mil millones de dólares. Nahle aseguró que aprovechar los diseños de un proyecto previamente cancelado ahorraría recursos a los contribuyentes.
Cinco años después, las expectativas iniciales han quedado lejos de cumplirse. La refinería de Dos Bocas aún no está terminada, y su costo ha superado los 20 mil millones de dólares, situándose como uno de los proyectos más caros de la administración de López Obrador.
Trump y la presión arancelaria
El panorama para Dos Bocas se complica aún más ante la amenaza del presidente estadounidense Donald Trump de imponer un arancel del 25 % a las importaciones mexicanas, incluido el petróleo crudo. Esta medida, prevista para febrero, podría alterar la estrategia energética de México, basada en exportar crudo a Estados Unidos mientras importa combustibles refinados.
Claudia Sheinbaum, sucesora de López Obrador y recién asumida en octubre, enfrenta el desafío de materializar la promesa de soberanía energética. La mandataria ha reforzado su compromiso de que México produzca y refine todo el combustible que consume. Sin embargo, los problemas en Dos Bocas representan un obstáculo significativo para cumplir este objetivo.
Problemas en el diseño y ejecución
La construcción de Dos Bocas ha estado marcada por defectos en el diseño y una gestión fragmentada. Distintas subsecciones de la planta, asignadas a varios subcontratistas, han dificultado su integración. Documentos internos señalan que la planta estuvo cerrada recientemente debido a problemas de calidad con el petróleo requerido para producir combustibles.
“Estamos muy lejos de que la retórica de Dos Bocas se corresponda con la realidad”, afirmó Pablo Zárate, analista de energía de FTI Consulting. Según Zárate, México seguirá dependiendo de las importaciones de combustible desde Estados Unidos en el corto plazo.
Un futuro incierto para Pemex y Dos Bocas
Petróleos Mexicanos (Pemex) enfrenta una deuda de casi 100 mil millones de dólares y un declive en la producción. Resolver los retrasos y problemas en Dos Bocas es crucial para cumplir los objetivos energéticos del país. Sin embargo, la petrolera ha declinado comentar sobre el cronograma actualizado para la puesta en marcha de la refinería.
El fracaso de Dos Bocas hasta ahora no solo refleja los retos logísticos y financieros de un proyecto de esta magnitud, sino también los desafíos políticos y económicos que enfrenta México en su camino hacia la autosuficiencia energética. Mientras tanto, la soberanía energética sigue siendo una meta ambiciosa que aún no se vislumbra en el horizonte.
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