¿EL CRIMEN ORGANIZADO GOBIERNA AQUÍ?

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¿EL CRIMEN ORGANIZADO GOBIERNA AQUÍ?

 

Por: Felipe Arizmendi Esquivel

Obispo Emérito de SCLC

 

HECHOS

Es molesto que un extranjero afirme que, en nuestro país, gobierna el crimen organizado. Aunque nuestras autoridades sostengan lo contrario, hay hechos que confirman que eso es lo que está sucediendo en algunos lugares y sectores. Conozco, al respecto, datos de primera mano; ahora enumero algunos relacionados sólo con la extorsión, que, en mi región, es el mayor negocio, más que la producción, procesamiento o traslado de drogas.

Los grupos de diferentes agrupaciones dedicadas a extorsionar imponen el precio de casi todo, desde la tortilla y el huevo, hasta los materiales de construcción. Esto encarece todo, y no hay quien lo pueda evitar y controlar. Los que más sufren son los pobres.

Quienes se dedican a vender carne de res, de cerdo o borrego, por kilos, en tacos, en carnitas, en chicharrones, o en otras formas, deben comprar los animales a quienes esos líderes ordenan y al precio que imponen. Quienes tienen un establecimiento comercial, deben pagarles una cuota; de lo contrario, se exponen a todo tipo de represalias, como la quema de sus negocios y el asesinato de quienes se niegan. Esto lo vemos a cada rato y por todas partes.

En mi pueblo, muchos tenían cámaras de vigilancia al exterior de sus casas. Ellos ordenaron quitarlas y así se ha hecho; sólo las mantienen al interior de sus domicilios. De esta forma, evitan que haya pruebas de lo que hacen y deshacen libremente por las calles.

En la tala de montes, son ellos los que determinan los árboles que deben tirarse y ellos son los que comercializan la madera, que pasa libremente por nuestras carreteras. Se ha hablado de esto con diferentes autoridades, pero no lo han podido evitar; la tala no se detiene. Les dan cualquier cantidad a los campesinos y ejidatarios, para taparles la boca.

Autoridades locales, como delegados municipales, comisariados ejidales o presidentes de bienes comunales, deben colaborar con ellos para cobrar las cuotas que imponen a los agricultores, fruticultores y floricultores. Un campesino debe pagarles cada año un peso por metro cuadrado, y son las autoridades menores quienes llevan el registro, cobran la cuota y se las entregan a ellos. ¡Ay de aquel que no les obedezca! No son cómplices, sino esclavos.

Es voz popular que, en las elecciones de julio pasado, ellos eran quienes autorizaban quiénes podían competir. Y una vez elegidos sus candidatos, les exigen una cuota millonaria mensual, u ocupar cargos estratégicos; tienen que negociar con ellos. Presidentes municipales, policías locales y otras autoridades menores deben someterse a sus órdenes. No son colaboradores ni cómplices, sino oprimidos por quienes gobiernan la región. A veces las autoridades judiciales detienen y encarcelan a algunos de estos funcionarios como si estuvieran implicados en esos crímenes, pero la mayoría son inocentes. No detienen a las cabezas que están gobernando nuestras regiones, y todo mundo sabe quiénes son y dónde viven. Nadie se atreve a denunciarlos, por temor a represalias.

Organizaciones de taxistas están bajo sus órdenes. Les exigen hacer bloqueos de carreteras, para que no pasen el ejército o las policías que los persiguen. Si le piden a un taxista que lleve un paquete a un lugar o a una persona, no sabe el contenido; puede ser droga, dinero o un arma. Si lo detienen, a él se le acusa y va a la cárcel, sin considerar que es una víctima inocente. No detienen a los capos, sino a los que son obligados a hacer algo ilegal.

Y como estos casos, hay tantísimos otros, que muchos de ustedes conocen y que nadie denunciamos judicialmente, no por ser colaboradores, sino por temor a las consecuencias. Cierto que parece haber un cambio en la estrategia federal para combatir estos crímenes; cierto que se deben atacar las causas de esta violencia ofreciendo estudio, trabajo y apoyos sociales, pero a esos criminales eso no les interesa; lo que les importa es sacar la mayor cantidad de dinero que puedan. No les importan ni los buenos consejos, ni los abrazos, ni nuestras predicaciones y consejos. No le tienen mucho miedo a militares y policías, porque a poca distancia de retenes policíacos o del ejército, se pasean como por su casa. Les importa el poder político, no para servir, sino para enriquecerse a costa del pueblo, que soporta sus extorsiones porque no le queda otra opción para subsistir.

 

ILUMINACION

El Papa Francisco dice sobre este imperio del dinero: Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32,1-35) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano” (EG 55). “Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas. El afán de poder y de tener no conoce límites” (EG 56). “Tras esta actitud se esconde el rechazo de la ética y el rechazo de Dios” (EG 57).

 

ACCIONES

Si te es posible, informa a las autoridades lo que estamos viviendo, para que conozcan mejor la realidad y no sigan diciendo que el país está muy bien; pero hazlo en forma confidencial y sólo con quien tengas confianza de que no se van a enterar lo criminales, para no exponerte. Que los niños y jóvenes sean educados en el respeto a los demás, en el trabajo honrado y en la solidaridad comunitaria. Y oremos al Señor para que ilumine a nuestras autoridades y hagan algo más efectivo por la paz social.