Incremento de la depresión en niños y jóvenes mexicanos: un panorama preocupante

El aumento de casos de depresión en niños y adolescentes en México ha encendido alarmas en el ámbito de la salud mental. De acuerdo con cifras oficiales y estudios recientes, este trastorno afecta cada vez más a la población de entre 10 y 19 años, reflejando un problema complejo con múltiples causas y consecuencias.

¿Qué es la depresión y cómo afecta?

La depresión es un trastorno de salud mental que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se caracteriza por una tristeza persistente, pérdida de interés en actividades que antes eran placenteras, y otros síntomas como:

  • Tristeza constante.
  • Pensamientos negativos o pesimistas.
  • Trastornos del sueño y del apetito.
  • Aislamiento social.
  • Falta de concentración.

Estos síntomas pueden prolongarse o repetirse, afectando gravemente la calidad de vida y el desempeño escolar, social y emocional de quienes la padecen.

Impacto de la pandemia de COVID-19

El Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes ha señalado que la pandemia de COVID-19 agravó la situación de salud mental en esta población. Factores como el aislamiento social, el cierre de escuelas y la incertidumbre generalizada incrementaron la incidencia de depresión, ansiedad, trastornos alimentarios y estrés.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2022, la prevalencia de depresión entre niños y adolescentes de 10 a 19 años ha aumentado en los últimos años, mientras que los problemas de sueño en este grupo crecieron del 12.3 % en 2021 al 15.6 % en 2022.

Factores de riesgo en la adolescencia

El Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) reporta que entre el 35 y el 40 % de las consultas en psicología y paidopsiquiatría están relacionadas con la depresión. Este trastorno es más común en jóvenes de 13 a 17 años, una etapa marcada por cambios físicos, emocionales y sociales.

Entre los factores de riesgo más frecuentes destacan:

  • Conflictos familiares.
  • Acoso escolar.
  • Presión académica.
  • Problemas con amistades o parejas.
  • Predisposición genética, ya que entre el 60 % y el 80 % de los niños con depresión moderada o grave tienen antecedentes familiares de trastornos afectivos.

Suicidio, una consecuencia alarmante

El aumento de la depresión también ha impactado en los índices de suicidio entre niños y adolescentes. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), entre 2018 y 2022 se registraron 3,478 muertes por suicidio en menores de edad.

En 2020, el año más crítico de la pandemia, se reportaron 769 casos, marcando un máximo histórico. Las estadísticas muestran que:

  • Las adolescentes y mujeres jóvenes son más propensas a intentar suicidarse, triplicando la cifra en comparación con los hombres del mismo rango de edad.
  • Los intentos de suicidio son más frecuentes en áreas urbanas (8.9 %) que en rurales (3.5 %).
  • Los pensamientos suicidas entre adolescentes aumentaron de 5.1 % en 2020 a 7.6 % en 2022.

Este panorama refleja la necesidad de acciones coordinadas para atender y prevenir la depresión, especialmente en los grupos más vulnerables. Las cifras destacan la urgencia de brindar apoyo a esta población mediante tratamientos especializados y programas de concienciación sobre salud mental.