Por Jorge Iván Domínguez
Los primeros 100 días de Claudia Sheinbaum: Seguridad, comunicación y tensiones internacionales marcan el inicio de su administración.
La evaluación de los primeros cien días de un gobierno no tiene que ver con los logros o desaciertos de una administración, el lapso es demasiado corto para ello, representando apenas el 6% del total de la gestión. Sin embargo, este periodo significa en lo simbólico, la posibilidad de comunicar estratégicamente el perfil, la visión y la dirección que se tomará en la ardua tarea de resolver los grandes problemas públicos.
Para poder abordar este periodo, se deben definir los parámetros de análisis acorde a esta incipiente etapa, los cuales para efectos de este ejercicio, los sintetizaré en tres de ellos: 1.- La relación con las estructuras de poder, 2.- La agenda de comunicación y percepción pública, y 3.- El manejo de la crisis y la toma de decisiones.
Relación con las estructuras de poder
El primer parámetro nos puede ayudar a entender el perfil del gobierno desde su estructuración interna, así como su relación con los otros poderes y con los grupos de interés que conforman la poliarquía mexicana. De lo anterior, se puede destacar la integración de un gabinete donde predominan perfiles con alto grado de preparación y conocimiento técnico, así como perfiles políticos relacionados a la herencia lopezobradorista, por lo que podríamos concluir que se constituyó un gabinete equilibrado.
Sin embargo, en la relación con los otros poderes del estado mexicano, se sigue observando un esfuerzo por centralizar el poder, dada la súper mayoría lograda en ambas cámaras del poder legislativo, la desaparición de organismos autónomos reguladores del poder y la reforma al poder judicial, que aunque necesaria, corre el riesgo de terminar cooptada por la estructura del partido en el poder.
A esto tendríamos que agregar la disminución que desde 2018 ha sufrido la oposición política, que no ha logrado articular una narrativa eficiente, ni tampoco una representatividad que logre el contrapeso necesario para el ejercicio democrático. Pues en su totalidad, los partidos de oposición se encuentran secuestrados por grupos internos que están más enfocados en seguir conservando su poder que en construir oposición.
Agenda de comunicación y percepción pública
En torno a la agenda de comunicación y percepción pública, la primer mandataria optó por seguir la estrategia de su antecesor al continuar con las conferencias matutinas, desde donde ha encontrado el espacio para posicionar sus temas en la agenda pública y desde donde también ha gestionado la crisis.
Lo anterior, ha creado una narrativa dual que por un lado se esfuerza en proyectar estabilidad y resultados positivosy por el otro; intenta contener las continuas crisis, sobre todo en materia de seguridad.
Asimismo, la agenda de comunicación de los primeros días deja ver las áreas donde el gobierno enfocará sus esfuerzos, de ahí podemos destacar tópicos como: seguridad pública, justicia, soberanía, desarrollo económico sustentable y asistencia social, temas que han abarcado la mayor parte de la narrativa presidencial.
Gestión de crisis
Por último, en lo referente a la gestión de las crisis, la seguridad y las presiones internacionales han sido principalmente los frentes de batalla que ha tenido que enfrentar la primera presidenta de México. Aunque como se mencionó al inicio de este análisis, es un tiempo muy corto para evaluar resultados, la hidra de mil cabezas que representa el crimen y la violencia en nuestro país, no ha mermado su fuerza.
Sin embargo, los reflejos de la actual administración se han centrado en aumentar el número de capturas de líderes criminales, aumentar la presencia de efectivos y funcionarios públicos en las zonas de conflicto y lanzar una campaña de prevención y combate a las adicciones.
La pacificación del país es tal vez el reclamo más urgente de los mexicanos y es el motivo que ha servido de caldo de cultivo para tensar las relaciones con el nuevo presidente de los Estados Unidos de América, quien en diferentes ocasiones ha arremetido contra nuestro país específicamente por asuntos de narcotráfico y migración.
A pesar de ello, la respuesta de la presidenta ha sido inteligente y contundente al mismo tiempo. Ya que sin confrontarse directamente ha cooperado y a la vez refutado las injurias y ataques del republicano, quien dicho sea de paso, nombró como embajador en México a un ex boina verde, lo que podría considerarse un endurecimiento en las relaciones bilaterales y traducirse también en negociaciones transaccionales más que cooperativas.
Conclusión
En conclusión, los primeros cien días de Claudia Sheinbaum han discurrido entre la creación de legitimidad del nuevo gobierno y la gestión de una crisis de seguridad enquistada desde hace casi dos décadas, la cual ha generado tensiones internas y externas. A pesar de ello, el gobierno ha podido comunicar su visión y posicionar una agendaen la opinión pública.
Lo que sigue después de los primeros 100 días, es pasar de lo simbólico a lo material, de la comunicación a la accióny comenzar a presentar resultados y acciones contundentes ante las grandes heridas que han disminuido a nuestro país. No es tarea fácil, ni responsabilidad de una sola persona, pero es urgente que avancemos en su resolución.