“Lazarus”: El último adiós de David Bowie a través de la música

David Bowie dejó una marca indeleble en la historia de la música, la moda y el arte. Su legado sigue vivo a través de su obra, y uno de los momentos más emotivos de su carrera llegó en los días previos a su muerte, cuando lanzó Lazarus, una canción que se convirtió en su despedida más poderosa y desgarradora. Esta pieza no solo es un testamento de su genio creativo, sino también una forma de decir adiós al mundo con la elegancia y la profundidad que siempre lo caracterizaron.

La creación de “Lazarus” y su contexto

A finales de 2015, David Bowie lanzó “Lazarus”, un sencillo que formaría parte de su último álbum Blackstar. Este trabajo, que fue publicado en enero de 2016, pasó a ser uno de los discos más emblemáticos de su carrera, pues, aunque estaba inmerso en la lucha contra el cáncer de hígado, el músico británico aprovechó los últimos meses de vida para crear una obra de arte única.

“Lazarus” no surgió de la nada. Bowie, quien había sido diagnosticado con cáncer meses antes, ya tenía claro que su tiempo estaba llegando a su fin. Mientras grababa este álbum, estaba también desarrollando el musical Lazarus, que se basaba en la película The Man Who Fell to Earth, donde interpretó a Thomas Jerome Newton, un extraterrestre que busca salvar a su planeta. Aunque este musical fue un proyecto distinto, la canción “Lazarus” tenía un mensaje que resonaba profundamente con su propia vida.

La canción fue lanzada como un sencillo en noviembre de 2015, poco después del estreno del musical, y su letra parece una reflexión profunda sobre la muerte y el proceso de aceptación de la misma. Las primeras palabras de la canción, “Look up here, I’m in heaven. I’ve got scars that can’t be seen” (“Mira aquí arriba, estoy en el cielo. Tengo cicatrices que no se pueden ver”), fueron interpretadas como una referencia al cáncer de Bowie, que estaba avanzando rápidamente.

El simbolismo detrás de “Lazarus”

El título de la canción, Lazarus, hace referencia al personaje bíblico que fue resucitado por Jesucristo después de haber muerto. Aunque no se ha confirmado de manera oficial, muchos interpretan este título como una metáfora sobre la vida y la muerte. Algunos sugieren que Bowie estaba reflexionando sobre la posibilidad de un renacimiento artístico tras su muerte, una resurrección de su legado que perduraría mucho después de su partida.

En la última estrofa, Bowie canta, “This way or no way, you know I’ll be free. Just like that bluebird now, ain’t that just like me?” (“De esta manera o de ninguna manera, sabes, seré libre. Como ese pájaro azul, ahora, ¿no es eso propio de mí?”). Este verso parece manifestar su aceptación ante lo inevitable, con una libertad que no solo se refiere a la muerte, sino también a su decisión de vivir su final con la misma autenticidad con la que vivió toda su carrera.

El video de “Lazarus”: Una despedida visual

El videoclip de “Lazarus”, dirigido por Johan Renck, es otra pieza fundamental que refleja la carga emocional y simbólica de la canción. En el video, Bowie aparece en una cama de hospital, caracterizado como el personaje Button-Eyes (quien también apareció en el video de Blackstar). Su rostro está parcialmente cubierto con vendajes y botones cosidos sobre sus ojos, lo que refuerza la imagen de un hombre que enfrenta la muerte con dignidad y sin miedo.

En el video, Bowie se levanta de su lecho de muerte, vistiendo el mismo traje que utilizó en la portada de Station to Station, lo que simboliza su continuidad artística y la conexión con su pasado. Esta es una de las últimas representaciones visuales que el artista dejó antes de su fallecimiento.

El legado de “Lazarus” y Blackstar

El 7 de enero de 2016, el video de “Lazarus” fue publicado, y al día siguiente, el álbum Blackstar salió al público. El 10 de enero, apenas tres días después de lanzar esta obra, David Bowie falleció a los 69 años. Su muerte, que sorprendió al mundo, fue el cierre de una carrera llena de reinvenciones constantes y exploraciones artísticas, pero también de una despedida personal que había sido anticipada a través de su música.

Blackstar y “Lazarus” no solo son testamentos de la genialidad de Bowie, sino también de su valentía al enfrentarse a su destino. Su muerte fue tan meticulosamente planeada como su vida, y su último regalo a sus seguidores fue una obra de arte que, en muchos sentidos, se adelantó a su partida.

David Bowie logró algo pocas veces visto: se despidió del mundo de la música con una obra que no solo reflejaba su legado, sino también su aceptación ante lo inevitable. Lazarus no es solo una canción de despedida, sino una declaración de libertad y de resistencia ante la muerte. Y aunque Bowie ya no está con nosotros, su arte y su mensaje seguirán vivos por siempre.