Estratega Político
Romanticismo en exceso, es de lo que padecen algunos políticos ilusos o sin experiencia que dedican su experiencia democrática a garantizar lo que no pueden.
Trenes eléctricos a ninguna parte, aeropuertos donde no hay pasajeros o carga, mega hospitales insostenibles, parques que nadie ha de cuidar, subsidios sin control para los que votaron y los que no, que aguanten… compadrazgo y amiguismo, la lista es interminable; promesas que se desvanecen en el tiempo y que nunca se cumplen.
Sus gobiernos tienen un propósito a veces incoherente, hacen más difícil lo que parecía fácil. Lo administrativo confronta lo político, lo técnico lucha contra lo popular, hablar mucho sin hacer, termina pasando factura.
Enfrentamos una subjetividad irónica que no se compromete con valores éticos, morales o políticos, es decir, la confusión nos remite a discursos distorsionados en términos de verdad y compromisos duraderos, la imaginación y la creatividad, pisotean la razón y la lógica, los de hoy en muchos casos, son gobiernos distantes de la responsabilidad y seriedad en la toma de decisiones.
No tiene que ver con temas de lucha ideológica, es una carrera sin control por ostentar poder, ganar dinero, generar prestigio, conquistar emociones, fomentar identidad, manipular y distraer; ofrecen cambios radicales sin intención de cumplirlos, presentan información selectiva con una narrativa favorable y al final suelen ser más de lo mismo.
La desilusión no se hace esperar, se ha perdido la confianza en los lideres, cada vez hay más divisiones, conflictos e inestabilidad. Tenemos entonces un reto: llegó el momento de fomentar pensamiento crítico y análisis de información, exigir transparencia, tener participación activa con personas que hagan más y hablen menos… Necesitamos que la política sea útil más que bonita.
