El presidente electo Donald Trump ha criticado a Panamá por cobrar tarifas “exorbitantes” a los barcos estadounidenses y ha afirmado, de manera incorrecta, que soldados chinos operan en el Canal de Panamá. Trump ha amenazado con exigir el control total del canal si no se ajustan las tarifas después de su toma de posesión.
En un comunicado reciente a través de su plataforma Truth Social, Trump señaló que exigirá el control total del canal si las tarifas no son reducidas tras asumir el cargo. Además, criticó que Estados Unidos invierta “miles de millones” en el mantenimiento del canal sin tener injerencia en su gestión. Estas declaraciones surgen tras el nombramiento de Kevin Marino Cabrera como futuro embajador en Panamá, acto en el que Trump reafirmó sus críticas al gobierno panameño.
El control del Canal de Panamá, que fue construido por Estados Unidos entre 1904 y 1914, se transfirió a Panamá en 1999 bajo los Tratados Torrijos-Carter, que aseguran su neutralidad permanente. Desde entonces, la Autoridad del Canal de Panamá se encarga de su administración, regulando las tarifas en función de los costos operativos y las condiciones del mercado. Según el presidente panameño José Raúl Mulino, estas tarifas son justas y se aplican a todos los países. Trump también ha sostenido que China controla el canal, una afirmación que Panamá ha desmentido.
En sus declaraciones, Trump también acusó a Panamá de permitir que “soldados chinos” operen el canal, una afirmación desmentida por Mulino. Sin embargo, la presencia de CK Hutchison Holdings, una empresa de Hong Kong que gestiona puertos cercanos al canal, ha suscitado inquietudes en algunos sectores por la posible recopilación de datos estratégicos y la influencia de China en la región.
Expertos como Ryan C. Berg del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales señalan que, aunque no hay evidencia de una amenaza militar directa, China podría ejercer cierto control indirecto a través de sus operaciones comerciales.
No hay soldados chinos presentes, aunque una empresa de Hong Kong gestiona puertos cercanos al canal, lo que ha suscitado preocupaciones sobre espionaje y recopilación de datos estratégicos. El deseo de Trump de recuperar el canal no sería fácil de llevar a cabo. Mulino ha declarado que el canal “no está en venta” y que los tratados actuales garantizan su neutralidad.
A pesar de que algunos republicanos critican la entrega del canal a Panamá, el Senado de EE. UU. ratificó estos tratados en 1978. Expertos opinan que las declaraciones de Trump podrían ser una táctica para negociar tarifas más bajas, pero cualquier intento de recuperar el canal se enfrentaría a importantes obstáculos legales y diplomáticos.
China, el segundo mayor usuario del canal después de EE. UU., ha reafirmado su respeto por la soberanía panameña sobre esta infraestructura estratégica.