Nicole Kidman y su transformadora actuación en Babygirl: una posible sexta nominación al Oscar
Nicole Kidman podría estar al borde de una nueva nominación al Oscar gracias a su deslumbrante interpretación en Babygirl, un papel que ya le valió la prestigiosa Copa Volpi a la mejor actriz en el Festival de Venecia el pasado septiembre. Sin embargo, Kidman no pudo asistir a la ceremonia debido al reciente fallecimiento de su madre, Janelle, a los 84 años. La pérdida ha dejado a la actriz en un estado de introspección, abordando tanto su papel en la película como temas personales de plenitud femenina y las ambiciones no realizadas de generaciones anteriores de mujeres.
“La naturaleza de ser actriz es la necesidad de poder permanecer libre, abierta y vulnerable”, confiesa Kidman. “Permanecer así, quitarme la armadura: aquí estoy”.
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Babygirl, una película más allá del sexo
Dirigida por Halina Reijn, Babygirl no es una simple película sobre sexo, aunque aborda temas de deseo y crisis existencial. Para Kidman, la historia representa algo más profundo: “Trata de una crisis existencial. Sí, trata de [sexo], pero también de una mujer que se pregunta: ‘¿Quién soy yo?’. Se encuentra en un estado muy turbulento porque no está muy segura de quién es ni de lo que realmente quiere, y eso es algo muy fácil de entender para la gente”, explica.
Kidman también destaca cómo la película conecta con públicos de todos los géneros y edades: “Tengo tantos amigos que la han visto, hombres, que dicen: ‘Trata de secretos’, o ‘Trata de tener que permanecer en el armario’, o ‘Trata de cómo nunca podría expresarme’”. La cinta, en palabras de la actriz, tiene un efecto liberador.
La confianza y la mirada femenina
No es la primera vez que Nicole Kidman se involucra en un proyecto que explora la sexualidad con complejidad. Títulos como Ojos bien cerrados y Amores peligrosos son ejemplos claros de su valentía actoral. Sin embargo, Babygirl marca una diferencia fundamental al estar dirigida por una mujer. “Me siento muy segura, como si estuviera con mi mejor amiga”, dice Kidman sobre su relación con Halina Reijn. “Ella y yo somos muy unidas, y en realidad ahora es una sensación horrible porque probablemente se vaya con alguien más… Como actriz, piensas: ‘Ya no me prodigarás tu amor’”, añade entre risas.
Kidman también reflexiona sobre la confianza en los cineastas con los que trabaja: “Tengo una confianza innata. Mi madre siempre me decía: ‘Confías demasiado, Nicole, detente’, pero yo siempre confío hasta que me va mal, y entonces vuelvo a confiar. Me gusta la intimidad, y probablemente por eso odio dejar a Halina: formas amistades que van mucho más allá del trabajo”.
La vulnerabilidad en pantalla
Una de las escenas más comentadas de Babygirl muestra cómo Kidman, completamente entregada a su papel, llama espontáneamente a un taxi en plena grabación. “¡Y me subí! El primer asistente de dirección tuvo que decir: ‘Que vuelva’”, recuerda entre risas. Estos momentos de sorpresa, tanto para la actriz como para el equipo, demuestran el nivel de compromiso y vulnerabilidad con el que abordó el proyecto.
Cuando se le pregunta sobre cómo logra liberarse de la vergüenza en roles tan arriesgados, Kidman responde con honestidad: “Siempre he tenido este loco compromiso. Encontré mi lugar en el mundo a través de la literatura y el teatro cuando era más joven. Ha sido mi consuelo, mi salvación y mi solaz. Me ha salvado la vida”. La pérdida de su madre, según la actriz, le ha dado una nueva manera de canalizar sus emociones en la actuación.
El legado de su madre y el cambio generacional
La conversación sobre Babygirl deriva inevitablemente hacia el recuerdo de Janelle, su madre. Kidman describe cómo, a lo largo de su vida, observó las oportunidades perdidas que marcaron la generación de su madre: “Mi madre procedía de una generación de mujeres que no consiguió lo que quería. Parte de sus últimos 10 años fueron de arrepentimiento: no tuvo la carrera ni el recorrido intelectual que podría haber tenido. Probablemente hay una necesidad muy arraigada en mí de satisfacer eso por los demás”.
Para Kidman, trabajar con cineastas femeninas y crear oportunidades para la siguiente generación de mujeres es una forma de transformar esa realidad: “¿Cómo cambiarlo? No permitiendo que vuelva a ocurrir. Si la gente invierte en mí, quiero poder transferirlo y crear trabajo”.
El futuro de Nicole Kidman: cine, teatro y el amor por el arte
A pesar de su consolidada carrera, Kidman reconoce que no da nada por sentado. La actriz asegura que cada proyecto depende de que directores, guionistas y actores elijan trabajar con ella, y celebra el hecho de seguir vigente en la industria: “Seguir haciéndolo a este nivel es como: ¿Qué? No lo habría previsto”.
Tras el éxito simultáneo de Babygirl y su serie La pareja perfecta, Kidman adelanta su deseo de regresar al teatro, un espacio que describe como “pequeño” y liberador. “Cuanto más piensas: ‘Dios mío, esto va a ser juzgado por millones de personas’, más débil te vuelves”, reflexiona.
Con Babygirl, Nicole Kidman no solo ha reafirmado su compromiso con el arte, sino también su capacidad para seguir sorprendiendo, exponiéndose y explorando lo más profundo de su ser. Y, quién sabe, tal vez esta interpretación también le asegure una nueva estatuilla dorada.
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