¿Por qué lo bancan?

Por: Sebastián Halperín

 

Próximo a cumplirse el primer año del mandato del Presidente Javier Milei, buena parte de los analistas y el Círculo Rojo se muestran sorprendidos sobre el caudal de apoyo que recibe la actual administración, en el marco de la implementación de un proceso de ajuste extraordinario.

A partir de los estudios cualitativos de opinión pública realizados a través de focus groups y entrevistas a lo largo del presente año, se plantea la posibilidad de arrojar algunas luces al respecto. En ese sentido, en lo sucesivo me propongo plantear una primera aproximación que permita dar cuenta de los pilares sobre los que se sustenta la denominada “tolerancia social”:

 

  1. Credibilidad: tal como subraya el analista Pablo Knopoff, si algo caracteriza al líder libertario es la nitidez. Esa condición se traduce en autoridad discursiva que, para un dirigente político en la Argentina, se convierte en un atributo extraordinario. La idea de que “está haciendo lo que prometió en la campaña” sintetiza la opinión de buena parte de la ciudadanía, con independencia del nivel de apoyo otorgado al gobierno nacional. En todo caso, parcialmente surge, a contramano de esta visión, la crítica respecto a que “había dicho que el ajuste lo iba a pagar la casta y lo estamos pagando nosotros”. No obstante, desde un enfoque pragmático de realpolitik se advierte en buena medida una actitud indulgente en esa dirección desde buena parte del electorado, apelando a las dificultades que debió enfrentar al asumir en la cuanto a la dimensión de la crisis registrada.

 

  1. Milei define la agenda: ningún otro dirigente político había exhibido esa capacidad para definir la agenda desde la irrupción de Cristina Kirchner. Desde esta perspectiva, ni Mauricio Macri y, mucho menos, desde la creciente devaluación que ha ido experimentando y no parece encontrar piso a la luz de los últimos acontecimientos, Alberto Fernández. Esa capacidad para marcar la agenda se vincula con el crédito otorgado a su palabra como se señaló anteriormente, y que se traduce en el hecho de que cuestiones que hasta hace poco hubieran parecido inmutables, a partir de los pronunciamientos del Presidente ingresen al menos en un espacio de discusión, como sus recientes afirmaciones respecto a la actitud golpista asociada al expresidente Raúl Alfonsín.

 

  1. Liderazgo: esa capacidad para definir la agenda desde las credenciales otorgadas a su palabra y bajo la consideración de que “cumple lo que promete”, se traducen en una alta ponderación respecto a su capacidad de liderazgo y de manejo del poder. Se trata de una cuestión que atraviesa incluso a buena parte de la población que asume un posicionamiento más crítico en torno a la figura del líder de La Libertad Avanza. Por otra parte, su determinación y estilo discursivo, aunque no exento de cuestionamientos incluso entre quienes más lo apoyan, contribuyen a fortalecer esa condición de liderazgo en una cultura política en base a la cual, a juzgar por experiencias anteriores, la opinión pública parecería inclinar sus preferencias por cierta dosis de autoritarismo antes que por la falta de “firmeza y determinación”. De la Rúa y el propio Alberto Fernández podrían dar testimonio al respecto.

 

  1. Es la inflación…: aunque no vamos a completar la cita apelando a la famosa expresión del asesor de Bill Clinton, James Carville, apelando al buen entendedor, es evidente el reconocimiento de la ciudadanía a la baja de la inflación que se ha venido experimentando desde la asunción del nuevo gobierno. Ello se verifica en que, después de años de ubicarse en el Top of Mind de las preocupaciones planteadas por la opinión pública, cuando se indaga en las distintas encuestas acerca de los principales problemas del país la consideración sobre esta problemática ha venido registrando un marcado descenso de manera sistemática.

 

  1. Y la seguridad: ello explica que la imagen de la ministra Patricia Bullrich aparezca en los primeros lugares cuando se analiza la performance de los miembros del gabinete nacional. La percepción de recuperación del control de la calle a través del ordenamiento de la protesta social mediante la implementación del protocolo antipiquetes, y los créditos asignados por la reducción de los asesinatos en Rosario, explican esta valoración que sintoniza asimismo con una de las principales preocupaciones recurrentes expresadas por la ciudadanía. Es importante atender al hecho de que esta valoración atraviesa incluso a un sector que no constituye la base de apoyo de la LLA, tal como hemos advertido en opiniones de ese segmento registradas en nuestros grupos focales: “habíamos naturalizado que hubieran piqueteros con la cara cubierta y un palo en la calle”.

 

  1. También la reducción del déficit fiscal: se evidencia un alto nivel de apoyo a la gestión realizada en esta materia, a partir del proceso de reducción de organismos y empleados del sector público. Ello parecería haber conectado con una fibra muy sensible del electorado en cuanto a meter los pies en el barro de la corrupción, lo que se percibe como una asignatura pendiente que habrían dejado los gobiernos anteriores. Por otra parte, la expectativa en ese sentido es que ello pueda traducirse en un beneficio para la ciudadanía desde una menor presión impositiva a futuro. Nuevamente hay que destacar en este caso que se trata de una cuestión ponderada en buena medida incluso por quienes se inscriben en las filas de la oposición, más allá de las críticas registradas en cuanto al alcance y naturaleza del ajuste propuesto: “haber puesto en discusión cuestiones que parecían intocables como el uso de la plata del Estado, instituciones que metieron gente demás como el PAMI, la ANSES…”

 

  1. El derrame, la gran expectativa: la cuestión medular que se plantea como interrogante en este contexto es si los indicadores de estabilización macroeconómica habrán de traducirse en un beneficio tangible en el bolsillo del ciudadano común más temprano que tarde. Es menester subrayar en este contexto el hecho de que, apelando a las alertas planteadas por buena parte de los principales economistas del país en cuanto a las limitaciones de este esquema económico, en ausencia de un plan de desarrollo integral, sometimos a la consideración de la opinión pública esta afirmación en el marco de nuestros estudios cualitativos. Así, resultó revelador el hecho de que, para buena parte de quienes constituyen la base de sustentación del actual gobierno, se verifica la expectativa de una reactivación económica a partir de una reducción de la inflación. Para ponerlo en palabras de un participante de un grupo focal, se asume desde esta perspectiva que “algunos precios se están acomodando, están a la baja y eso va a mejorar el consumo, y más tarde o más temprano el salario de la gente va a mejorar, van a haber más puestos de trabajo”.

 

  1. Capacidad para implementar su programa de gobierno: a pesar de los desaguisados iniciales para lograr la aprobación del Congreso de sus primeras iniciativas de Gobierno, se reconoce en la figura del Presidente una importante cuota de pragmatismo a partir del cual logró la aprobación de la Ley Bases y el sostenimiento al veto del financiamiento universitario y de la movilidad jubilatoria. En ese contexto, se destaca el establecimiento de acuerdos con distintos sectores de la oposición, entre los cuales sobresale el rol del titular del PRO Mauricio Macri, sumado al empoderamiento de Guillermo Francos tras su designación como Jefe de Gabinete, desde el reconocimiento a la actuación de quien aparece como la figura política por excelencia del actual gobierno. Ello no excluye la crítica ante ciertas actitudes de “intransigencia” percibidas en el líder libertario.

 

  1. “Enfrente no hay nada”: cabe destacar en este contexto la ausencia de una alternativa opositora que se perciba consistente cuando se analiza el mapa de la oposición. No resulta sorpresivo en ese contexto el hecho de que, ante la pregunta que han venido registrando diversos sondeos a lo largo de los últimos meses respecto a “quién es el principal referente de la oposición”, la primera respuesta que aparece es “Ninguno”, con cifras que alcanzan a prácticamente la mitad de la población según algunas encuestas. No obstante, algunos sondeos dan cuenta del crecimiento de CFK como referente de la oposición, luego de erigirse como titular del PJ. Claramente la creciente fragmentación observada en los principales espacios de la oposición no contribuye precisamente a modificar ese vacío de representación, lo que podría fortalecer las chances del oficialismo para alcanzar una buena performance en las elecciones del año próximo.

 

  1. “No quedaba otra”: en el marco de la percepción de ausencia de una alternativa superadora desde la vereda opositora, hay que destacar el hecho de que, en buena medida, prevalece la idea en un amplio sector de la opinión pública de que el proceso de ajuste extraordinario encarado desde la nueva administración era inevitable y, consecuentemente, quienquiera que hubiese alcanzado el triunfo el pasado 10 de diciembre hubiese tenido que encarar un proceso similar, sin perjuicio de la singularidad asignada al modus operandi del gobierno libertario. Ello conspira contra la permeabilidad de visualizar otra opción electoral, con independencia de la configuración actual de la oferta opositora, que tampoco colabora a neutralizar esa visión.

La principal alerta para el gobierno en todo caso reside en poder estar a la altura del desafío que representa el crecimiento en las expectativas y en el optimismo que se revela al auscultar el humor social. Mientras tanto, la moneda está en el aire.



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