Luigi Mangione, ¿terrorista o revolucionario?

Luigi Mangione, ¿terrorista o revolucionario?

Hace unos días circuló en internet una noticia: el asesinato del CEO de la empresa aseguradora UnitedHealtcare. Esta información llamó la atención de las audiencias no solo por el nombre de la víctima. Brian Thompson,  el ejecutivo de la aseguradora, se había hecho de una buena fortuna gracias al negocio de la “salud”. Se podría decir que se trataba de un hombre con cierto poder, cuyo nombre figuraría rápidamente en los títulares de todos los periódicos ante cualquier agravio a su persona. Sin embargo, no fue solamente la relevancia del nombre la que dio al caso la atención que tiene ahora. Las circunstancias en las que se dio el asesinato son también harto interesantes.

El hecho sucedió un miércoles: el pasado 4 de diciembre. Brian Thompson, de 50 años, salía del hotel Hilton, en pleno centro de Manhattan, cuando fue baleado por la espalda por un hombre desconocido. Ahí, frente a varios testigos, el director de la aseguradora caía al suelo para ya no levantarse, y el hombre encapuchado de identidad desconocida se daba a la fuga.

Tras la pista de un asesino

El asesinato de Brian Thompson daba todas la caracteristícas de ser un crimen planeado. Sin duda, había alguien con claro interés de matar al director de la aseguradora. Había algo de personal en la forma en que había sucedido el hecho. Se trataba de un asesino que evidentemente tenía una motivación personal clara, pero también se trataba de uno que quería que el mundo se enterara de esa motivación. Había algo de sígnico en el crimen, algo de mensaje esperando a ser develado.

Dos características del crimen llamaban la atención:

1) ¿Por qué el hecho había sucedido en un lugar tan público y a plena luz del día? Definitivamente el criminal buscaba provocar una reacción, incitar a una búsqueda, al intento de descifrar algún mensaje oculto.

2) Las balas en el cuerpo de la víctima llevaban un mensaje encriptado escrito en ellas. El asesino quería decir algo, y quería decirlo de manera pública, rotunda y violenta.

El nombre detrás de la identidad desconocida

Hay nombres desconocidos que pueden convertirse en todo lo contrario en cuestión de segundos. Tal es el caso de Luigi Mangione. Basta poco tiempo para que un hombre salga del anonimato, basta apenas el tiempo que le lleva a la bala de un hombre anónimo hacer contacto con el cuerpo de un hombre poderoso. Milesimas de segundo fueron suficientes para que el nombre de Luigi Mangione ocupara un espacio en los titulares proporcional al que tenía Brian Thompson.

A partir de ese contacto de bala, la policía emprendía un búsqueda para encontrar el nombre detrás del encapuchado. A partir de las pistas de mensajes escritos en las balas, y de las imagenes que habían quedado registradas en las cámaras del lugar.

La policía difundió las imágenes de las cámaras, para que la población en géneral cooperara en la captura del asesino. La policía sabía a quién estaba buscando. Y por fin, en un lugar absolutamente común, común como era el propio Luigi Mangione, la autoridad dio con el objetivo de su búsqueda, o más bien quizá, el objetivo fue revelado. Fue un trabajador de Mc Donalds quien hizo la llamada. Una llamada para decirle a la policía el lugar en el que se encontraba Luigi. Así apresaron a Luigi Mangione, mientras comía en un establecimiento de comida rápida en Altoona (Pensilvania).

La motivación de Luigi Mangione

A Luigi se le encontró un arma de fuego y un silenciador, así como varios documentos de identidad, uno con su nombre real y otro falso. Entre ellos se incluyen un pasaporte estadounidense y un documento de identidad falso de Nueva Jersey que se utilizó para registrarse en el albergue de la ciudad de Nueva York, donde se vio al sospechoso antes del tiroteo. El arma que llevaba consigo era una pistola fantasma, probablemente “fabricada con una impresora 3D” capaz de disparar una bala de 9 mm.

La policía dijo que se le encontraron documentos escritos a mano, también descritos como un “manifiesto de tres páginas”, que hablaban de su “motivación y mentalidad”, y en los que parece expresar su animadversión hacia las grandes corporaciones estadounidenses.

Luigi Mangione, ¿terrorista o revolucionario?

Mangione ha dado a entender que no está arrepentido de sus acciones, antes bien, ha declarado haber actuado desde un espíritu revolucionario. A pesar de que el “manifiesto” de Mangione no se ha dado a conocer, la policía de Nueva York dio algunos indicios sobre su contenido.

“No creemos que haya ninguna amenaza específica a otras personas mencionadas en ese documento”, señaló la policía, “pero sí parece que tiene cierta animadversión contra el Estados Unidos corporativo”.

No es un secreto para nadie que el sistema de salud de los Estados Unidos está roto, y hay una crisis de salud, principalmente ocacionada por corporaciones como UnitedHealtcare que producen capital a costa de ofrecer precios elevadísimos a los ciudadanos con necesidad a servicios de salud.

En redes sociales, hay quienes han visto a Luigi Mangione como una figura de la revolución. El #FreeLuigi es tendencia. Se ha tildado al acto del joven como un llamado al despertar de la conciencia de clase. Es viral un video donde la policía traslada a Luigi, vestido con el clásico pijama naranja de preso, hacía un edificio; él grita: “Esto es injusto, y es un insulto a la inteligencia del pueblo estadounidense y a su experiencia de vida”.

Luigi, con su declaración durante el traslado, desafía de manera directa las narrativas dominantes que sostienen las estructuras de poder, revelando la desconexión entre las élites y las experiencias cotidianas de las mayorías trabajadoras. Su atuendo, la pijama naranja de preso, es una imagen cargada de simbolismo. Pone de manifiesto cómo el aparato judicial se utiliza para reprimir y controlar a quienes cuestionan el statu quo. La frase que Luigi gritó durante su traslado, “Esto es injusto, y es un insulto a la inteligencia del pueblo estadounidense y a su experiencia de vida”, conecta directamente con una narrativa histórica: el desprecio de las élites hacia las demandas populares y el uso de la coerción como herramienta para silenciar a las voces críticas.


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