Por Irene Muñóz
El reciente anuncio de México sobre el incremento del 20% en el Derecho de No Inmigrante (DNI) para turistas extranjeros, que elevará la cuota a 860.56 pesos a partir de 2025, plantea serias dudas sobre la visión estratégica del país en su política turística. Este impuesto, implementado en 1999 como parte de una reforma fiscal destinada a generar recursos específicos para migración y la promoción turística del país, ha evolucionado sin que exista un mecanismo claro y transparente que permita evaluar cómo se utilizan estos ingresos. A más de dos décadas de su creación, la opacidad en la administración de estos recursos sigue siendo una constante.
El DNI fue concebido originalmente para fortalecer la presencia de México como destino turístico en el extranjero, apoyando la promoción y mejora de los servicios e infraestructura turística. Sin embargo, después del desmantelamiento en 2019 del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM), ese recurso se redireccionó hacia proyectos como el Tren Maya y Dos Bocas que poco o nada tienen que ver con el turismo. Esto refuerza la percepción de que para el gobierno el turismo se ve más como una fuente fiscal a corto plazo, que como un sector estratégico para el desarrollo económico del país.
Esta no es la primera vez que una política de incremento de costos para los turistas pone en riesgo el atractivo de un destino. Países como España y Egipto han cometido errores similares, con consecuencias significativas. En las Islas Baleares, un incremento considerable en el impuesto turístico provocó una disminución en el número de visitantes, al tiempo que generó una percepción negativa sobre el destino. Egipto, por su parte, incrementó drásticamente las tarifas de entrada a sitios arqueológicos y museos, alejando a turistas con presupuestos limitados y ganándose críticas por parte de viajeros y expertos en el sector. Estos casos son ejemplos que demuestran que las políticas fiscales mal diseñadas pueden afectar tanto la llegada de turistas como la reputación de un país como destino acogedor y competitivo.
En el caso de México, la situación se agrava por la reciente eliminación de exenciones al DNI para los turistas que llegan en cruceros, un sector vital para destinos como Cozumel y Ensenada. En estas regiones, el turismo de cruceros representa una fuente crucial de ingresos para las economías locales, que ahora podrían enfrentar pérdidas significativas. En lugar de reforzar el posicionamiento del país como un destino accesible, estas medidas envían un mensaje equivocado, México prioriza la recaudación fiscal sobre la experiencia turística.
Esto resulta especialmente preocupante en un contexto global donde países como Colombia, Costa Rica y República Dominicana están eliminando barreras y adoptando estrategias más competitivas para atraer visitantes. México parece avanzar en la dirección opuesta, apostando por medidas que desincentivan la llegada de turistas y reducen su capacidad de competir en un mercado dinámico.
El turismo es una de las principales fuentes de ingresos para México, particularmente en comunidades que dependen casi exclusivamente de esta actividad. Sin embargo, los recortes presupuestales al sector, como el reciente 7.3% menos destinado a la Dirección General de Promoción y Asuntos Internacionales, limitan aún más la capacidad del país para competir globalmente. Este contraste entre el aumento del DNI y la reducción de la inversión en promoción turística revela una falta de coherencia en la estrategia nacional.
El turismo no es una fuente inagotable de ingresos. Requiere planificación estratégica, transparencia y un enfoque centrado en la experiencia del visitante. México tiene la oportunidad de aprender de los errores de otros países y redefinir su modelo turístico hacia uno más sostenible y atractivo. Sin embargo, con medidas como estas, el país parece dispuesto a tropezar con la misma piedra, arriesgando uno de sus mayores motores económicos en favor de políticas fiscales cortoplacistas que ya han demostrado ser equivocadas.
Premios Ángel del Turismo
Se llevó a cabo la 9ª edición de los Premios Ángel del Turismo, un referente en la industria turística de México. En un intento inical de su creador, Fidel Ovando, por lograr reconocer y reunir a la industria, tras nueve años ha logrado consolidarse y reunir a 250 líderes del sector en una noche de celebración. Este galardón, que reconoce el esfuerzo y la innovación en 15 categorías clave como Destino Turístico del Año, Mejor Estrategia de Promoción de un Destino, y Trayectoria Profesional Turística, destacó el impacto transformador de los premiados en la promoción y desarrollo del turismo nacional e internacional. Entre los momentos más esperados, Enrique Calderón fue reconocido por su trayectoria, compitiendo con figuras emblemáticas de la indsutria como son Eduardo Chaillo, Eduardo Yarto y Jaime Salazar, en una categoría que celebró décadas de dedicación y liderazgo.
La ceremonia no solo premió la excelencia, sino que también sirvió como espacio de reflexión sobre los retos del sector, especialmente en sostenibilidad y promoción estratégica. Los Premios Ángel del Turismo se han convertido en una plataforma que inspira a los líderes del presente y del futuro a innovar y a seguir posicionando a México como un gran destino global. ¡Felicidades a los ganadores, quienes continúan elevando la calidad y reputación del turismo mexicano!
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