• Fernando Montiel Tiscareño apuntó que es necesario afrontar los conflictos culturales desde la empatía y la no violencia para aceptar las diferencias y así, construir un mundo bajo otras lógicas, porque de no ser así tenemos el tiempo contando.
Cuando uno normaliza la paz se corre el riesgo de darla por sentada y con ello, invisibilizarla. Hay que proteger e impulsar la paz para no repetir errores como la pérdida del patrimonio material e inmaterial de los pueblos originarios, afirmó Fernando Montiel Tiscareño, al impartir la conferencia magistral “Educación, Patrimonio Inmaterial y Cultura de Paz”, dentro de las Actividades del Segundo Encuentro Nacional de Patrimonio Tangible e Intangible de los Pueblos Originarios, en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx).
En la Sala “Dr. Gustavo Baz Prada” del Edificio de Rectoría, acompañado por la Secretaría de Difusión Cultural, María de las Mercedes Portilla Luja, y la directora de Patrimonio Cultural, Yuriko Rojas Moriyama, Montiel Tiscareño mencionó en este espacio de reflexión que vinculó temas de educación, patrimonio y construcción de paz durante los procesos históricos mundiales como el imperialismo, el esclavismo y el mercantilismo, mundos completos se perdieron, lo que conllevo a la pérdida de patrimonio.
A causa de ello, la riqueza y la diversidad cultural es menor a la que se tenía antes, y en ese sentido, se reflexiona en torno a dolores compartidos, a historias y tragedias comunes, unas más dolorosas que otras.
“Los autores de estas acciones se dieron cuenta que el adueñarse de patrimonio era más rico, dándose cuenta que tenían una riqueza doble, profesionalizando el saqueo por medio de la educación”, apuntó.
Montiel Tiscareño explicó que estos sucesos generaron un sociocidio, el cual consiste en matar culturas y sus patrimonios materiales e inmateriales, provocando que ya no queden vestigios de lo que fue esa civilización. Ejemplo de ello son las culturas que sabemos de su existencia por medio de mitos y leyendas como la Atlántida, El Dorado y Aztlán, donde no se han encontrado vestigios materiales de su existencia.
En este sentido, destacó que actualmente, desde la educación, se busca rescatar los patrimonio tangibles e intangibles. La construcción de paz desde esta área permite el quehacer del mejor modo posible para que los resultados sean mucho mejores.
“Todo ello debe estar presente porque hay que conocer cómo se construye la violencia, si estamos buscando recursos para socavarla. En este caso, desde las sociedades que existen y que sobrevivieron a la violencia desde la responsabilidad pública de reconocerlas y salvaguardar sus saberes”, expresó.
Por ello, es necesario afrontar los conflictos culturales desde la empatía y la no violencia, para aceptar las diferencias y así, construir un mundo bajo otras lógicas, porque de no ser así tenemos el tiempo contando.
Finalmente, destacó que la Autónoma mexiquense fue la primera universidad en México en tener un posgrado en estudios para la paz, marcando un parteaguas en los programas de educación y estudios para la paz, además de haber incorporado estos estudios a nivel de licenciatura, caracterizándose por ser pionera en incentivar la investigación para la paz de manera interdisciplinaria a nivel nacional.
“Esto no es un logro menor, porque está universidad ve hacía el futuro, ya que este programa nació antes de la ola de violencia a nivel nacional, siendo una voz única en un mar que hacía silencio”, enfatizó.
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