Por Julio Ramos García
El Buen Fin, promocionado como el “fin de semana más barato del año”, ha terminado, y con ello, millones de familias mexicanas enfrentan una realidad que va más allá de las ofertas y descuentos: el impacto en sus finanzas personales.
Durante este evento comercial, es común que los hogares sucumban a la tentación de gastar más de lo planeado, impulsados por la sensación de urgencia que generan los precios “irrepetibles”. Tarjetas de crédito, meses sin intereses y promociones parecen ser aliados en el momento, pero también pueden convertirse en cargas financieras si no se gestionan con responsabilidad.
De acuerdo con cifras recientes, el consumo durante el Buen Fin sigue aumentando año tras año, lo cual refleja tanto un deseo de aprovechar las ofertas como una falta de planificación financiera en muchos hogares. ¿Cuántos de esos compradores realmente evaluaron si las compras eran necesarias? ¿Cuántos consideraron el impacto de los pagos diferidos en su presupuesto mensual?
El problema no radica en aprovechar promociones, sino en hacerlo sin una estrategia clara. Por ejemplo, muchas familias no tienen un fondo de emergencia o un control detallado de sus ingresos y egresos, lo que puede llevarlas a endeudarse más allá de su capacidad de pago. Este comportamiento es especialmente preocupante en un país donde más del 40% de la población no tiene acceso a servicios financieros formales y donde el 30% de los hogares vive en condiciones de vulnerabilidad económica.
Entonces, ¿qué pueden hacer las familias mexicanas después del Buen Fin para evitar un inicio de año financieramente complicado? Primero, revisar el estado actual de sus deudas y calcular el porcentaje de sus ingresos que estarán destinados a cubrirlas. Si ese porcentaje supera el 30%, es urgente replantear gastos y buscar opciones para liquidar deudas antes de que los intereses crezcan.
Segundo, priorizar el ahorro. Aunque puede parecer difícil después de un periodo de alto gasto, es fundamental comenzar a construir un colchón financiero que permita enfrentar imprevistos sin recurrir a más créditos. Incluso ahorrar pequeñas cantidades de forma constante puede marcar una diferencia.
Finalmente, fomentar la educación financiera en casa. Entender conceptos básicos como el interés compuesto, los costos ocultos de las promociones y la importancia de los presupuestos es clave para tomar mejores decisiones a futuro.
El Buen Fin puede ser una oportunidad para adquirir bienes necesarios a buen precio, pero también es un recordatorio de que el consumo responsable es la mejor herramienta para fortalecer la estabilidad financiera de los hogares mexicanos. Después de todo, las mejores ofertas son aquellas que no comprometen la tranquilidad económica a largo plazo.