¿Qué nos dice de la sociedad estadounidense el triunfo de Trump?

Qué nos dice

¿Qué nos dice de la sociedad estadounidense el triunfo de Trump?

Para sorpresa de pocos, Donald Trump ha logrado posicionarse por segunda ocasión como el presidente de los Estados Unidos. La primera vez que Trump llegó a la casa blanca hubo quién vio aquello como un hecho insólito, dados los antecedentes faranduleros y el discurso abiertamente discriminatorio del republicano. Sin embargo, esta vez parece no haber demasiada sorpresa. Y es que la victoria de Donald Trump no es un hecho aislado e inexplicable, sino el síntoma de un problema más grande que se ha venido construyendo desde antes de que el propio Trump fuera el centro de los reflectores, o que siquiera figurara.

El triunfo de Trump tiene que ver con un desencanto generalizado en la población con el status quo. Es decir, hay un descontento general con el cómo es el estado actual de las cosas. Y en este contexto, Trump se presenta como un candidato, cuyo discurso radical responde a un afán de querer cambiar profundamente las cosas. Trump llega a la presidencia gracias al desencanto de la sociedad estadounidense, alimentado también por una gestión deficiente del presidente Biden. Lo que la gente pide es un cambio profundo.

Los discursos de derechas ganan popularidad en el mundo

La popularidad del discurso Trumpista rima muy bien con un fenómeno mundial: el auge de los discursos de derechas. El mundo se está volcando hacía una suerte de idea de nacionalismo proteccionista. La migración para un estado nacional proteccionista, es por supuesto un problema. La naciones ya no buscan crecer en colaboración con otras, sino crecer hacía dentro y con productores locales. La inversión externa y la migración se han convertido en un problema para los nuevos gobiernos de derecha.

En los últimos años, los discursos de derecha han ganado fuerza en diversas regiones del mundo, impulsados en gran parte por un enfoque nacional-proteccionista que resuena con amplios sectores de la población. Este tipo de discurso aboga por políticas que priorizan la soberanía nacional, el control de fronteras y la defensa de la industria local frente a la globalización. El nacional-proteccionismo se presenta como una respuesta al descontento con las desigualdades económicas y la pérdida de identidad cultural que algunos atribuyen a políticas de apertura comercial y migratoria. Líderes como Donald Trump en Estados Unidos, Viktor Orbán en Hungría y Marine Le Pen en Francia han capitalizado estas preocupaciones al proponer medidas que, según sus seguidores, protegerían los intereses y valores de sus naciones frente a las influencias externas. Esta narrativa ha logrado captar la atención de ciudadanos que perciben amenazas en el proceso de integración global, fortaleciendo el auge de movimientos de derecha y alterando el panorama político global.


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