Los rasgos de monería en bebés y animales no son solo algo divertido, disparan potentes respuestas evolutivas que ayudan a nuestras especies a sobrevivir.
Desde Moo Deng, el hipopótamo pigmeo, y el pingüino Pesto, hasta Molé, el bebé perezoso, y Biscuits, la foca, a Internet le encanta convertir adorables animales bebés en sensaciones virales. Pero, ¿qué pasa en nuestro cerebro cuando vemos algo mono y por qué estamos tan interesados en compartir esas cosas con otros en las redes sociales?
“¡Buscamos la ternura porque se siente bien!”, explica Joshua Paul Dale, profesor de la Universidad Chuo en Tokio (Japón)
“La percepción de la ternura atrae nuestra atención muy rápidamente, en 1/7 de segundo, al desencadenar una respuesta en la corteza orbitofrontal, la red de placer y recompensa del cerebro. Esta rápida actividad neuronal parece ser seguida por procesos de evaluación más lentos que provocan el comportamiento de cuidado, disminuyen la agresión y activan redes involucradas en el juego, la empatía y la compasión”.
Entonces, ¿Cómo define nuestro cerebro lo lindo, mono o tierno y por qué reacciona de esta manera?
La investigación ha encontrado que los atributos del esquema del bebé se pueden ver en otras especies animales, particularmente en aquellas cuyas crías requieren cuidados. Esto puede ser parte de la razón por la que los humanos encuentran a algunos animales particularmente lindos.
“Básicamente, la ternura funcionó tan bien en nuestra evolución que se dispara fácilmente y desencadena una respuesta de ternura con animales y objetos”, dice Dale.
Pero la teoría de Lorenz no cuenta toda la historia. Según Kamila Knutsen estudiante de doctorado en análisis conductual en la Universidad Metropolitana de Oslo (Noruega), hay más en juego aquí que simplemente desencadenar los instintos de cuidado
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