Por Pedro Isnardo De la Cruz y Juan Carlos Barrón
“Puedes pasar todas las revoluciones, todas las revueltas del mundo, siempre habŕá parásitos que se aprovechen de ello”. Alexander Kluge.
A nivel estratégico identificamos tres factores en el campo de acción de K. Harris que están provocando el regreso de Trump.
Harris no ha logrado resolver a su favor el reclamo de ex trabajadores en Michigan y Pensilvania ante el hecho de que empresarios, corporaciones y fábricas importantes migraron a otras latitudes, les dejaron en el desamparo y vulnerabilidad y los sindicatos no han podido ofrecer alternativas a dichas familias, persistiendo su sensación de abandono.
Harris no logró mostrar a Trump como parte de esos empresarios que ponen en riesgo los empleos estadounidenses.
El estilo simplista y revanchista de Trump ha enlazado con esos sectores inconformes y resentidos, y sin un proyecto propio/alternativo para atender la demanda real, con un performance reciente en Mc Donalds, Trump ha confirmado recientemente su conexión emocional con esos segmentos, quienes estarían optando por falsificar su realidad por encima de la realidad que les repugna.
Esta elección confirma la importancia del voto joven.
Activistas jóvenes ven al Partido Demócrata muy tibio con la camarilla gobernante ultra derechista de Netanyahu y ante los conflictos bélicos crecientes en el mundo.
Asumen que el complejo militar industrial estadounidense quiere que continúen las guerras: atestiguan la ausencia de propuestas creativas en Harris y los demócratas.
Aunque no votarán necesariamente por Trump, pueden abstenerse de participar con todo y presencia del ex Presidente Barack Obama en la campaña.
Harris ha comprobado la ineficacia de su estilo confrontacional y de sus discursos.
Debido al uso de redes sociales digitales, los medios amplifican y llevan los mensajes a diferentes lugares, y al ser realidades complejas las que se enfrentan en Georgia, Carolina del Norte, Michigan, Nevada, Pennsylvania, Arizona y Wisconsin, los mensajes de Harris no se transmiten de manera clara y contundente.
Incluso antes de contestar a preguntas sobre sus planes y decisiones en caso de llegar a la Presidencia, Harris se concentra en atacar las posiciones de Trump: Trump, Trump y más anti Trump, es su respuesta primera como táctica comunicacional, anulando la importancia de su propia posición.
Tal vez puede superar ella su fracaso político persuadiendo a la mayoría silenciosa de electores indecisos -silenciosos, desesperados y preocupados por su propia circunstancia material, la economía y el futuro del país con Harris o con Trump- guardando celosamente su secreto de por quién votarán.
Mientras, la hiper simplificación de mensajes en el candidato republicano lo mantiene más veraz e inmune ante comunidades de electores indecisos y más exigentes.
Se trata de un pésimo daño auto infligido que aparece como un posible y profundo error insalvable de Harris en sus posibilidades de conquistar la Presidencia.