La política enfrenta seres humanos dedicados al canibalismo, una competencia feroz donde los oponentes se enfrentan y eliminan para alcanzar el poder.
En todos los niveles, lo que bien parece una “piscina de pirañas”, lejos de escenarios ideológicos creados para justificar posturas, el hostil mundo de la política ha sido permisivo con toda suerte de personajes cuyo objetivo es priorizar sus intereses personales sobre el bien común; auspician polarización, manipulación y fisuras entre unos y otros.
Vale la pena insistir, la “antropofagia política” no distingue procedencia, oficio o jerarquía, se da en todas las escalas y se asocia a la ambición, las ganas de reconocimiento y fama, la necesidad de obtener recursos y financiamiento, el choque de egos y la envidia que produce la mordaz competencia por alcanzar lo que otros ostentan.
No de otra manera se puede explicar con simpleza, ¿por qué no funciona?… pues bien, está más que claro, la vida pública enfrenta la estupidez individual de los que creen que pisotear hace parte de una buena estrategia para sobresalir y figurar.
No nos hemos dado cuenta que la militancia debe aglutinarnos en torno a la dignidad y la optimización de la condición humana, no en consecuencia de grupúsculos voraces que como sombies justifican su salvajismo sin tregua.
No cabe duda hay seres humanos honestos y comprometidos con el futuro, luego podemos trabajar juntos para crear un sistema político más justo y ético, el asunto es obviar la excitación que produce la guerra de vanidades, esa puja por adueñarse de la razón para ganar un puesto en la historia que nadie recordará al pasar de los años.
“Hacer más y decir menos, es lo que corresponde”.
Por FREDDY SERRANO DÍAZ
Estratega Político