Irene Muñoz
La llegada de Josefina Rodríguez Zamora a la Secretaría de Turismo ha sido una verdadera prueba de fuego. Desde su nombramiento, ha tenido que enfrentar retos de gran magnitud que amenazan con desestabilizar el sector turístico de México. Desastres naturales, como el devastador huracán Milton, y la creciente inseguridad en destinos clave como Guerrero y Sinaloa, han puesto en jaque la infraestructura turística y la percepción del país a nivel internacional. Sin embargo, a diferencia de anteriores administraciones, Rodríguez no se ha quedado pasiva ante estas circunstancias. Su enfoque ha sido uno de gestión proactiva de crisis, buscando no solo mitigar los daños inmediatos, sino también redefinir la estrategia de promoción turística para posicionar a México de manera más competitiva y segura.
Uno de los retos más complejos que enfrenta la nueva titular de turismo es el de la inseguridad. En los últimos años, la violencia ha afectado directamente a destinos turísticos emblemáticos. La inseguridad, uno de los temas más críticos para el país, ahora forma parte integral de la agenda de promoción turística. En este sentido, Rodríguez ha mostrado una visión que busca ser innovadora y transformadora. Su objetivo es claro, revertir la percepción negativa que afecta a México y reposicionar al país como un destino vibrante, atractivo, seguro y confiable para turistas internacionales y locales. Sin embargo, para lograrlo, tendrá que enfrentarse a limitaciones presupuestarias que dificultan la implementación de sus planes. La falta de recursos es un obstáculo que requiere creatividad y estrategias efectivas. La secretaria no puede dejar esta responsabilidad en manos exclusivas del sector privado, como ocurrió en el pasado, cuando las empresas absorbían la mayor parte del peso de la promoción.
Un ejemplo alentador de un cambio exitoso de percepción lo encontramos en la Ciudad de México, que entre 2014 y 2018 logró cambiar la percepción del destino de manera significativa. Sin embargo, las circunstancias actuales son muy distintas a las de ese entonces. La falta de estructuras consolidadas y un entorno más desafiante en términos de seguridad y desastres naturales hacen que replicar ese modelo sea mucho más complicado para Rodríguez. La clave para que México logre reposicionarse con éxito será combinar las campañas de promoción con acciones concretas y reales en el terreno.
No basta con lanzar campañas de percepción de seguridad; la Secretaría de Turismo necesita implementar medidas que realmente reduzcan la violencia en los destinos turísticos más afectados. Aquí es donde la colaboración entre la Secretaría de Turismo y las autoridades de seguridad gubernamentales se vuelve fundamental. Sin entornos verdaderamente seguros, cualquier esfuerzo de promoción será insuficiente y superficial. Es necesario, entonces, que se logren alianzas efectivas con otras instituciones y gobiernos locales para garantizar que los turistas y habitantes, puedan disfrutar de sus destinos sin riesgos.
Otro reto significativo es la recuperación de los destinos afectados por los huracanes. Quintana Roo, gobernado por Mara Lezama, es uno de los pilares del turismo mexicano, ha sido golpeado por dos huracanes en menos de un mes. Primero fue Helene, un huracán de categoría 1 que causó daños considerables, y luego Milton, de categoría 5, que desnudó las vulnerabilidades de la región. Esta devastación no solo afecta a la infraestructura local, sino que también daña gobernado por Joaquín Díaz Mena, y Campeche que parece no tener cabeza de gobierno pues Layda Sansores cuida más a sus empleados que al estado, también han sido afectadas, lo que subraya la urgencia de implementar estrategias integrales de prevención y recuperación.
Frente a estos desastres naturales recurrentes, es evidente que se necesitan acciones concretas para reforzar tanto la infraestructura como los protocolos de seguridad en las zonas más vulnerables. Los huracanes son una realidad constante para la Riviera Maya, y la falta de preparación y respuesta rápida afecta gravemente a la economía local. Aunque las campañas de promoción son necesarias, no bastan por sí solas para cambiar la situación. Estas deben ir acompañadas de inversiones tangibles en infraestructura y en protocolos de prevención que garanticen la estabilidad de los destinos turísticos a largo plazo.
Se debe impulsar la creación de un fondo permanente para la atención de desastre naturales, como se tenía en el pasado, que garantice recursos inmediatos para la reconstrucción y promoción de los destinos afectados. Este fondo no solo aceleraría la recuperación sino que también demostraría un compromiso a largo plazo con la estabilidad del sector turístico. Además, es importante fomentar la vinculación público-privada. Alianzas estratégicas con hoteles, aerolíneas y operadores turísticos son esenciales para diseñar campañas de promoción más efectivas y de mayor alcance. El trabajo conjunto real y no de fotografía, permitirá una mayor resiliencia del sector y un reposicionamiento más fuerte de México en el mercado internacional.
La Secretaría de Turismo está encaminada al parecer en la dirección correcta, pero enfrenta retos de gran magnitud que demandan acciones concretas y sostenibles. La clave para que tenga éxito será combinar estrategias innovadoras de promoción con inversiones tangibles en seguridad, infraestructura y prevención de desastres. Solo así, México podrá consolidarse nuevamente como un destino turístico de clase mundial, capaz de resistir crisis y seguir atrayendo visitantes de todo el mundo.