En la Ciudad de México, los microsismos, movimientos sísmicos de baja magnitud, han sido recurrentes en diversas zonas, pero su impacto es generalmente menor en comparación con los grandes terremotos. A pesar de ello, estos fenómenos no deben subestimarse, ya que pueden ser una señal de actividad tectónica en las fallas geológicas locales. Hasta el momento, en la capital del país no se han registrado microsismos con una magnitud superior a 3,7, pero su constante aparición genera interés entre los expertos y la población.
¿Qué son los microsismos?
Los microsismos son movimientos telúricos que tienen una magnitud menor a 4 en la escala de Richter. A diferencia de los sismos de mayor magnitud, su percepción es limitada y suelen causar pocos daños estructurales. No obstante, la acumulación de estos eventos puede generar preocupación en áreas urbanas densamente pobladas, como la Ciudad de México.
Luis Quintanar Robles, investigador del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala que los microsismos en la capital son el resultado de la activación de fallas geológicas preexistentes, específicamente del sistema de fallas de la Sierra. de las Cruces, ubicado al poniente de la ciudad.
¿Por qué se originan los microsismos?
Los sismos, incluidos los microsismos, son causados por la acumulación de energía en las fallas geológicas, que se encuentran en los bordes de las placas tectónicas. Las placas están en constante movimiento y, al chocar entre ellas, se produce una acumulación de esfuerzos. Esta energía se libera en forma de sismos cuando una falla se activa.
En la Ciudad de México, los microsismos ocurren debido al sistema de fallas de la Sierra de las Cruces, una estructura tectónica activa que genera estos movimientos telúricos. A diferencia de lo que algunos podrían pensar, los sismos no generan fallas, sino que son las fallas preexistentes las que provocan los movimientos sísmicos. Según Quintanar Robles, “un sismo es el resultado de la activación de una falla geológica preexistente o de uno de sus segmentos”.
Enjambres sísmicos: una característica de los microsismos
Una de las particularidades de los microsismos es que suelen ocurrir en secuencias conocidas como “enjambres”. Estos enjambres están formados por una serie de pequeños sismos que pueden durar desde unos minutos hasta varios días, aunque son de corta duración y generalmente no alcanzan magnitudes mayores a 4.
Debido a su baja magnitud, los microsismos no activan la alerta sísmica en la Ciudad de México. El sistema de alerta está diseñado para detectar movimientos sísmicos de mayor magnitud y con potencial destructivo. Sin embargo, esto no significa que los microsismos no puedan causar daños, especialmente en construcciones que no están adecuadamente preparadas para resistir movimientos telúricos.
¿Qué se puede hacer ante los microsismos?
Aunque los microsismos suelen ser inofensivos, es importante que las edificaciones en zonas propensas a estos fenómenos estén reforzadas para evitar agrietamientos o daños estructurales que puedan poner en riesgo la seguridad de sus habitantes. Como explica Quintanar Robles, “el hecho de que la magnitud de un sismo sea menor no quiere decir que éste no pueda ocasionar daños severos”.
El refuerzo de las construcciones no solo es crucial para enfrentar microsismos, sino también para preparar ante sismos de mayor magnitud que podrían afectar la ciudad. Las recomendaciones incluyen la revisión y mantenimiento constante de las estructuras, así como la adopción de medidas preventivas para minimizar los riesgos en caso de un evento sísmico más fuerte.