Con los años el ser humano dedicado a las dinámicas democráticas ha encontrado justificaciones para equivocarse; excusas amparan sus acciones en la calificación de lo “CORRECTO” para conseguir votos.
Evitar las ofensas, la discriminación de vulnerables y promover la inclusión y la diversidad, es fundamental, ahora, aún cuando parezca incorrecto, no puede desviarse el debate político con pretextos inanes que cierran espacios a entender las cosas por su nombre, como debe ser.
Socialmente tenemos la responsabilidad de abolir prejuicios y respetar la dignidad, generar buenas prácticas; a su vez garantizar la independencia crítica que nunca limitada evita coartar a disruptivos e irreverentes, esos que sin temor, hablan de forma desparpajada.
A muchos nos gusta que se fomenten el respeto y la tolerancia, que se hable de “personas en condición de discapacidad y no de inválidos”, que sean abolidos los términos racistas, sexistas o xenofóbicos, a su vez que no se limite la libertad de expresión.
Vale la pena revisar, pues parece que con base en el argumento de lo que es correcto; algunos pretendan evitar debates importantes y sobre la base del presunto temor al daño emocional, se tienden escudos para todo.
Darle a la política la confianza que los politiqueros han impedido, debe ser el propósito de lo incorrecto, lo diferente, lo inesperado, nunca lo irrespetuoso, eso que además de auténtico, le quita el velo a los que disfrazan la desfachatez y el descaro de la manzanilla enmermelada.
Conseguir lo humanamente correcto es un propósito justo y real, no se resguarda en defender lo indefendible, le da dignidad a un oficio hostil, oculto casi siempre en el deslumbrante canutillo y la adulación del que lentejas consume.
“La nueva política abre paso a lo incorrecto, quita el rebozo discreto de los que se ocultan en ideologías para justificar la condición humana equivocada”.
Por FREDDY SERRANO DÍAZ
Estratega Político