Del PAN, ni migajas

Por: Adriana Delgado Ruiz

La alianza electoral del PAN fue un error y un fracaso rotundo que quedó claro en los votos. El objetivo burdo y simplista era recuperar el poder sin una verdadera propuesta alternativa. Ideologías y principios traicionados por un propósito pragmático que terminó siendo un despropósito.

La situación se movió siempre de mal hacia peor. El dirigente, Marko Cortés, desatendió la campaña presidencial por estar más ocupado en los intereses cupulares de cuotas y cuates con el desprestigiado Alejandro Moreno, del PRI, y con Jesús Zambrano al frente de un disminuido y moribundo PRD, representó un gran desencanto político.

Cortés no tuvo empacho en protagonizar escándalos como su reclamo al gobernador priista de Coahuila, Manolo Jiménez Salinas, por incumplir pactos que develaron el reparto obsceno de cotos de poder con presidencias municipales, el atropello de la división de poderes al comprometer incluso una magistratura estatal y la distribución de negocios jugosos como las notarías públicas.
Los electores emitieron su veredicto en las urnas. Comparados con 2018, PAN, PRI y PRD perdieron, sumados, 2.3 millones de votos en 2024. Su alianza electorera terminó tan disminuida que no logró ni ser un contrapeso en el Congreso al momento de hacer frente a reformas como la judicial. De sus propias filas, el senador Miguel Ángel Yunes Márquez salió a darles el tiro de gracia.

En contraposición, el otro partido opositor, Movimiento Ciudadano, tuvo un crecimiento tan sólido que ganó 5.1 millones de votos de 2018 a 2024.

El PAN está tan disminuido que en su padrón registra sólo 302 mil 982 militantes, el 0.31 por ciento de un universo de 98 millones 329 mil 591 ciudadanos registrados en el Padrón Electoral del INE.

¿Puede el Partido Acción Nacional resurgir de las cenizas? La renovación de su dirigencia, el 10 de noviembre, marcará el rumbo a partir de dos opciones. Por un lado, el exdiputado Jorge Romero Herrera, identificado con el grupo político del líder actual, Marko Cortés. Por otro, la exsenadora Adriana Dávila Fernández, cuyas banderas son la democratización de la vida interna del partido y retomar la formación de cuadros jóvenes que garantice la expansión de la militancia, mayor presencia territorial y los muy necesarios relevos generacionales. Por ello, reta a la dirigencia actual a poner piso parejo a la contienda y a los cacicazgos locales a dejar que la militancia vote libremente.

Queda claro: los partidos de oposición, incluyendo el PAN, no pueden esperar que la ciudadanía vuelva a acercarse a ellos si antes ellos no se acercan a la ciudadanía y se vuelven parte de ella. El proselitismo y la construcción de simpatías y base social se hace en calles y caminos, donde está la gente.
MÁS LLAGAS: La SCJN admitió recursos de revisión de litigios fiscales de Grupo Elektra, dados los evidentes vicios de constitucionalidad. La presión política sobre los ministros de la Corte es aumentada por los colaboradores del presidente López Obrador, quienes lo han engañado intencionalmente sobre el fondo de la discrepancia.

—En ese contexto, siendo ministra, Loretta Ortiz, acusa sin pruebas el supuesto acercamiento de “un grupo” en busca de beneficios legales. Lanza su acusación tras reconocer que está en campaña electoral para permanecer en la SCJN, en una clara búsqueda de reflectores con todo y su admisión pública de militancia política.