El grupo político-militar Hezbollah confirmó la muerte de su líder, Hassan Nasrallah, tras un ataque aéreo israelí en Beirut, lo que ha provocado una ola de conmoción en el Líbano y en toda la región de Oriente Medio. Nasrallah, quien lideró la organización durante más de 30 años, fue asesinado en un ataque dirigido al cuartel general de Hezbollah en Dahiyeh, un suburbio al sur de la capital libanesa.
El ataque y su impacto en la región
El ataque aéreo, llevado a cabo por las fuerzas israelíes, se produjo durante una reunión de los líderes de Hezbollah, según confirmó el ejército de Israel. Este asesinato se considera una de las acciones militares más importantes de Israel en años y una significativa escalada del conflicto en la región. Nasrallah había sido un objetivo prioritario de Israel debido a su implicación en atentados mortales contra objetivos israelíes y judíos, y su rol como líder de una organización apoyada por Irán, el mayor adversario de Israel en Oriente Medio.
Las consecuencias del ataque no tardaron en hacerse sentir en Líbano, donde miles de seguidores de Hezbollah tomaron las calles en señal de duelo y protesta. En Beirut y otras ciudades, disparos al aire y cánticos de apoyo a Nasrallah dominaron la atmósfera mientras el país se sumía en una mezcla de tristeza y furia.
Reacciones internacionales y promesas de venganza
La muerte de Nasrallah ha generado fuertes reacciones en la región. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó el ataque como un paso clave para lograr los objetivos estratégicos de Israel en su conflicto con Hezbollah y Hamás. En sus declaraciones, Netanyahu afirmó que Nasrallah no era “un terrorista más, sino el terrorista número uno”, y que su eliminación ayudaría a presionar a Hamás para liberar a los rehenes israelíes retenidos en Gaza.
Por otro lado, Irán, principal aliado de Hezbollah, declaró cinco días de luto en honor a Nasrallah, mientras su líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, lo calificó como el “estandarte de la resistencia” en la región. Cientos de manifestantes en Teherán salieron a las calles ondeando banderas de Hezbollah y coreando consignas contra Israel, reflejando la indignación que la muerte de Nasrallah ha provocado en los círculos políticos y militares de Irán.
Hezbollah promete continuar la lucha
En un comunicado oficial, Hezbollah confirmó la muerte de Nasrallah y prometió seguir con la “guerra santa” contra Israel. El grupo ha sido uno de los actores más influyentes en los conflictos del Líbano y ha estado en el centro de la lucha contra Israel desde su fundación en los años 80. La muerte de su líder plantea importantes interrogantes sobre el futuro del grupo y la dirección que tomará en la actual escalada del conflicto.
El ataque también ha tenido un impacto devastador en la población civil. Según el Ministerio de Salud del Líbano, seis personas murieron y más de 90 resultaron heridas durante el bombardeo israelí, que destruyó seis edificios de apartamentos en la zona de Dahiyeh. Entre las víctimas se encuentran Ali Karki, comandante del Frente Sur de Hezbollah, y otros altos mandos del grupo.
Consecuencias del conflicto y la amenaza de represalias
Desde que Hezbollah comenzó a lanzar cohetes en apoyo de Hamás el pasado 8 de octubre, tras un ataque sin precedentes de este último contra Israel, los enfrentamientos entre ambas partes han escalado rápidamente. Israel ha intensificado sus ataques aéreos en el sur del Líbano y Beirut, desplazando a cientos de miles de personas de sus hogares tanto en Líbano como en Israel.
Las autoridades israelíes han advertido que continuarán sus operaciones militares contra Hezbollah hasta que el grupo cese sus ataques transfronterizos. A su vez, Hezbollah ha prometido represalias por la muerte de Nasrallah, lo que anticipa una fase aún más violenta del conflicto.
El Ministerio de Defensa de Israel ha anunciado que movilizará a más tropas de reserva, y ha dejado claro que el ataque a Nasrallah es solo el comienzo de una ofensiva más amplia. Mientras tanto, el Departamento de Estado de Estados Unidos ha instado a los ciudadanos estadounidenses a abandonar Líbano debido a la creciente inseguridad en la región.