Por Julio Ramos García
Jueves 26 de Septiembre de 2024
La llegada de la tecnología blockchain ha sido recibida con entusiasmo en diversos sectores, desde las finanzas hasta la logística, prometiendo una transformación radical en la forma en que interactuamos y confiamos en las redes. Sin embargo, más allá del entusiasmo, es importante hacer una pausa y reflexionar:
El blockchain es una estructura de datos que permite la creación de registros descentralizados e inmutables, lo que significa que, una vez que la información se graba en un “bloque”, es prácticamente imposible modificarla sin dejar rastro; esta característica lo convierte en un sistema extremadamente seguro y transparente, lo que ha captado la atención de bancos, empresas tecnológicas e incluso gobiernos.
Uno de los campos donde más impacto ha tenido blockchain es el de las criptomonedas, como Bitcoin o Ethereum, estas monedas digitales han desafiado el sistema financiero tradicional, ofreciendo alternativas que no dependen de intermediarios como bancos o gobiernos. Pero, ¿es blockchain solo un vehículo para las criptomonedas, o su potencial va mucho más allá?
Más allá de las criptomonedas, aunque el blockchain se popularizó con las criptomonedas, su alcance es mucho mayor; las aplicaciones en sectores como la cadena de suministro, la verificación de identidad, los contratos inteligentes y la protección de derechos de autor están ganando terreno; por ejemplo, empresas como IBM están utilizando blockchain para rastrear productos en tiempo real, asegurando que los consumidores puedan verificar el origen y la autenticidad de los bienes que compran.
Además, los contratos inteligentes, que son programas autoejecutables que funcionan sobre plataformas blockchain, están comenzando a cambiar la forma en que se realizan acuerdos legales y comerciales. Imagina un contrato de alquiler de vivienda que se ejecute automáticamente cuando se cumplen ciertas condiciones, como el pago del alquiler. Esto elimina la necesidad de intermediarios y reduce significativamente los costos y la burocracia.
Es claro que blockchain ha llegado para quedarse, pero el verdadero impacto de esta tecnología aún está por verse, lo más probable es que en los próximos años veamos una evolución gradual, donde algunos sectores lo adopten con entusiasmo y otros sigan resistiendo. Los primeros beneficiados serán aquellos que logren encontrar aplicaciones concretas y resolver problemas reales con esta tecnología.
En este sentido, la pregunta no es si blockchain es el futuro, sino cómo se integrará en nuestras vidas cotidianas. ¿Desplazará completamente a las instituciones actuales, o simplemente las complementará?
Columna dedicada a Don Fausto Muciño Piña, que en paz descanse.