La crisis de las bacterias resistentes a antibióticos, conocida como pandemia silenciosa, ha captado la atención mundial al cobrar más de 5 millones de vidas anualmente. Sin embargo, otra amenaza de igual magnitud está pasando desapercibida: los hongos resistentes a los antifúngicos, responsables de 3 millones de muertes al año.
El próximo 26 de septiembre, Naciones Unidas organizará en Nueva York una asamblea para abordar el creciente problema de las resistencias a fármacos antimicrobianos, que abarca no solo a bacterias, sino también a virus, hongos y parásitos. Mientras se destinan recursos significativos para combatir a las superbacterias, los hongos peligrosos como Candida auris o Aspergillus fumigatus continúan desarrollando resistencia, generando preocupación en sectores como los hospitales y las residencias de ancianos, donde las infecciones pueden ser letales.
El uso desmedido de antifúngicos en la agricultura también contribuye a este problema, generando reacciones cruzadas que fortalecen a estos patógenos. Ante esta situación, científicos han solicitado a la ONU y a los reguladores sanitarios la firma de un acuerdo global para coordinar los esfuerzos entre las industrias agroalimentaria y sanitaria, evitando que esta pandemia silenciosa siga avanzando sin control.
Los hongos resistentes a antifúngicos representan una amenaza creciente que exige atención urgente, tanto a nivel médico como agrícola, antes de que sea demasiado tarde.