La herencia de los hermanos Menendez y su destino
La fortuna de Lyle y Erik Menendez desaparece tras el juicio
La temporada 2 de la serie Monster se centra en la historia de Lyle y Erik Menendez, dos hermanos que fueron condenados por asesinar a sus padres, José y Kitty Menendez, en su casa de Beverly Hills en 1989. Uno de los temas más controversiales en torno a este caso ha sido la herencia millonaria que Lyle y Erik habrían recibido tras la muerte de sus padres y qué pasó con ella después de los juicios.
Los hermanos Menendez fueron acusados de asesinar a sus padres para quedarse con su herencia, la cual ascendía a 14.5 millones de dólares, según reportes del Los Angeles Times. Sin embargo, tras su condena, la fortuna se evaporó debido a impuestos, gastos legales y deudas acumuladas.
El asesinato y los primeros indicios
El 20 de agosto de 1989, los hermanos Lyle y Erik Menendez llamaron a la policía para reportar que sus padres habían sido asesinados en su mansión. José y Kitty Menendez presentaban múltiples heridas de bala, lo que inicialmente llevó a pensar que se trataba de un ataque organizado. Sin embargo, la investigación comenzó a cambiar de rumbo cuando los hermanos, tras el asesinato, empezaron a gastar el dinero de manera descontrolada. Compraron coches de lujo, pagaron vacaciones exóticas y adquirieron artículos de alto valor, como relojes costosos.
La policía notó que su comportamiento no era típico de personas en duelo. Esta actitud levantó sospechas y eventualmente se descubrió que los propios Lyle y Erik eran los responsables del crimen.
El valor de la herencia y su destino
En los años 80, la herencia de los Menendez estaba valorada en 14.5 millones de dólares, un monto considerable que incluía acciones y propiedades familiares. Sin embargo, tras su condena, esa fortuna se desvaneció. El Los Angeles Times informó en 1994 que casi 10.8 millones de dólares se gastaron en impuestos y honorarios legales. Además, las deudas se fueron acumulando debido a los intereses, lo que hizo que la fortuna prácticamente desapareciera para principios de los años 90.
En un intento por defenderse, los hermanos Menendez argumentaron que cometieron el asesinato debido a los abusos físicos, psicológicos y sexuales que sufrieron por parte de su padre, mientras que su madre nunca intervino para ayudarlos. Sin embargo, el jurado consideró que la motivación principal del crimen fue el deseo de controlar la herencia familiar.
Al final, la herencia de los hermanos Menendez, valorada en millones, se fue esfumando durante los juicios y los años posteriores. Los gastos exorbitantes, los impuestos y los honorarios legales fueron los principales factores que destruyeron esa fortuna. A pesar de haber sido condenados por el asesinato de sus padres, su principal objetivo —el dinero— no se materializó, dejando a los Menendez prácticamente sin nada.
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