Por: Enrique Espinosa Olivar
“Hasta que lo inconsciente no se haga consiente, dirigirá tu vida y tú lo llamarás destino.”
Carl G. Jung
Ante la incertidumbre de lo que estamos enfrentando los mexicanos, fui invitado a platicar con un exitoso hombre de negocios que además de exitoso con gran experiencia y calidad humana, Marcos Salame.
Ante la tempestad más fuerte, lo nublado del camino, propuso practicar la “obnosis”, y ¿Qué es eso? se preguntarán, al igual que yo lo hice.
Aunque dicha palabra no está incluida en el diccionario de la real academia de la lengua española, yo creo que si debiera.
Dícese de la antigua Grecia una palabra que unía gnosis: conocimiento sumada con obviar. Es decir, perder la visión de lo que sucede a nuestro alrededor, tanto bueno como malo.
La rutina de cada día puede hacer que obviemos la belleza de los amaneceres, el poder caminar y desplazarnos, la belleza, el amor, la familia, la amistad. Pero cuando nos encontramos en situaciones desconocidas: el cambio de un sistema de gobierno o régimen al que estamos acostumbrados de manera gradual puede hacer que se obvien situaciones que pudieran poner en riesgo nuestro futuro o privarnos de oportunidades que se presenten si no estamos preparados.
Todo cambio de época, crisis, guerra o transformación de lo que la sociedad vive, nos pone en estado de alerta, la incertidumbre o exceso de confianza en algo que creemos que va o que podría suceder nos estresa, nos alerta y nos pone en una disyuntiva.
Accionar, o reaccionar en una u otra dirección ante meras “posibilidades” podría ya sea provocarnos una pérdida o un beneficio que podríamos lamentar, tanto por haberlo hecho como por haberlo dejado de hacer.
Nadie queremos poner en riesgo el sustento, la supervivencia, la dignidad de vivir y la posibilidad de un futuro próspero y seguro para nosotros y para nuestras familias.
Sin embargo, la información o desinformación pueden provocar un estrés congelante que nos prevenga de abrazar las oportunidades o alejarnos de posibles peligros.
Dice un dicho que si de noche lloras por el Sol, no verás las estrellas, sin embargo, tampoco se puede ser tan ingenuo como para no comprender que existe una contingencia real si uno no observa y comprende con claridad lo que está sucediendo.
Durante la segunda guerra mundial, muchos obviaron lo que gradualmente sucedía y cuando quisieron accionar, ya era demasiado tarde, pero quizás el accionar no sea únicamente huir, existe también la posibilidad de participar y opinar a favor o en contra de situaciones que pudieran mejorar o deteriorar el futuro.
El movimiento que en un momento pudo tener justificaciones legítimas pero que cuya falta de control y observación de lo obvio, derivó en movimientos que crearon monstruos como Hitler, Mussolini o Franco tuvieron consecuencias de proporción bíblica provocando injusticias y un genocidio que mostró la maldad de la que el ser humano puede ser capaz y que seguramente jamás se imaginó en su inicio.
Practicar la “obnosis” nos permitirá ver que quizá muchas cosas que habíamos normalizado no estaban bien, al igual que ser cautos con excesos de confianza y malas decisiones por falta de reflexión o precaución.
México es un gran país, con gigantescas oportunidades y extraordinarias posibilidades y considero que hoy tenemos la responsabilidad de poner atención a lo que sucede, abrazar las oportunidades y de igual manera invitar a quienes provocan el cambio a observar con y no obviar que no todo el pasado era malo y que mientras haya vida, hay esperanza y de ser necesario enmendar y corregir rumbos cuando sea necesario.
Agradezco a Marcos Salame por haberme dado paz en aquellos momentos de duda y haberme presentado con esa maravillosa palabra con tanta fuerza, energía y posibilidades, practiquemos todos pues la “obnosis” en nuestra casa con nuestras familias, en el trabajo, en nuestras comunidades, empresas, etc. pero sobre todo con nosotros mismos.