Ante tantos cuestionamientos que supone la actividad de un político, bastante hostil por cuenta de la naturaleza humana, no cabe duda, hay quienes quisieran que los líderes pierdan todo el derecho a tener algo.
El voto de pobreza, no sólo excluye la propiedad o el dominio, lo cual sería muy poco para el caso de los que a esto se dedican, sino que es incompatible con toda posesión de bienes muebles e inmuebles, y así las cosas, la discusión nos remite a entender que un empleado del estado no pueda ni deba tener “lujos” o “privilegios”.
El asunto es que la capacidad adquisitiva de un trabajador oficial, empleado o servidor público, jamás debe rayar en el exceso y el enriquecimiento inesperado, es simple, debemos resolver la pregunta: ¿para qué trabaja tanto un ser humano sino es para obtener un beneficio?.
Está más que claro, el que quiera participar de las dinámicas políticas debe rendir cuentas de gestión y uso recursos, ser ejemplo de igualdad y justicia, cultivar la confianza del pueblo,
no abusar del poder y trabajar para el bien común, pero eso no le impide darse mínimos gustos, fruto de su esfuerzo.
Tener ropa de marca, lencería de lujo, cambiar el auto eventualmente, viajar dos veces al año de descanso, hacen parte de la vida cotidiana normal de una familia promedio que trabaja para garantizar su bienestar, “no les pagan con botones”, la cuestión es que entiendan el límite invisible del absurdo y que hace notoria la suntuosidad.
Fiestas privadas excesivas, propiedades exclusivas, yates, mansiones, colecciones de arte únicas, joyas raras, acceso a celebridades, expediciones privadas, peluche y canutillo, dan cuenta de riqueza y de poder, tanto como de estupidez a la hora de explicar lo que ayer era imposible obtener.
El cuestionamiento es para los que de la noche a la mañana posan de “nuevos ricos” y los que durantemte trabajan, lo cierto es que a veces quienes objetan y polemizan, bien mueren de envidia o se han deleitado de un cuestionable privilegio de antaño.
“El que más pelea bien muere de envidia o le dieron y no ha contado”.
Por FREDDY SERRANO DÍAZ
Estratega Político.